El poderoso siempre cae

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Claire

Seguí sollozando mientras hundía mi cabeza en aquellos anchos hombros, por alguna razón mi cuerpo se había rendido, se había cansado de tanto luchar y finalmente pude descansar, descansar de mi mente y todo lo que conllevaba ser yo.

No quería que se fuera, no sabia que era esta sensación, pero no quería que desapareciera, al menos no otra vez, no como el día en que se fue, el día que nos dejó.

Nuevamente estaba pensándolo demasiado, por lo cual lo sujete aun mas fuerte a tal punto que solamente quería estar agarrada a él.

-No te vayas... no otra vez John- Mentiría si dijera que no estaba enojada con él, mentiría si dijera que no me dolía en absoluto, pero al igual que el día en que nos conocimos pude verlo, la claridad en sus ojos nuevamente, un deseo inquebrantable por salir adelante, este era el John que conocía, del cual me había enamorado...

-Esta vez... solo esta vez déjame quedarme así... por favor...- suplique mientras recuerdos inundaban mi piel, mi aliento y mi corazón, habíamos cometido errores mas de los cuales podríamos describir, pero esto era estar vivo, equivocarse y aprender de ello.

-No me iré Claire, te lo prometo- Cada gota de mi quería creer en él, cada célula rogaba que fuera cierto y así lo deseaba.

-¡John, ¿Qué haces aquí? Y ¿qué es todo este desastre? - una nueva voz había aparecido, la voz que había rogado desde el principio, William.

-Hola papá... te lo explicare todo, pero antes vamos a casa, ella necesita descansar...- se movió para que su nombrado padre lograra verme y el desastre en la cual estaba envuelta.

Finalmente indicando donde estaban sus cosas que había traído del vuelo, su padre las tomo mientras yo intentaba ponerme de pie, cosa que no logre en absoluto.

-Déjame ayudarte- Así como si de un cuento se tratase me levantó entre sus brazos cargándome al estilo nupcial, no solo se había hecho más poderoso, se había vuelto mas fuerte físicamente, realmente este chico jamás deja de sorprenderme.

-Puedo ir sola...-

-¿Enserio?, bien anda sola- entonces me bajo a lo cual rápidamente caí de sentón.

-Idiota- Lo vi en sus ojos una sonrisa adorno cada parte de su rostro mientras se carcajeaba a lo cual pronto también me inunde, era tan bueno verlo así... Feliz.

Después de unos minutos de risas y reproches infantiles finalmente llegamos a su casa, tan amena como siempre, un lugar de paz y calma, como lo extrañaba.

-Siéntate, voy a curarte- obedecí aquellas gentiles palabras, palabras que hacia mucho no podía recordar haber oído de cualquier otra persona, lo había olvidado, ante la sociedad solo era un cero a la izquierda, no valía el mínimo interés.

Pronto el dorado cobro vida, pero tan pronto apareció se desvaneció pues su portador había caído hacia atrás.

-John ¿estas bien? - la pregunta apresurada de su padre.

-Si solo estoy cansado- nuevamente intento ponerse de pie para simplemente fracasar nuevamente.

-Déjalo John... solo necesito descansar- dolía como el infierno, pero no podía ver como esforzaba su cuerpo mas allá de sus límites, simplemente se lastimaría.

Suspirando simplemente se santo en otro sofá para descansar.

-Y bien, ¿Qué haces aquí? - el silencio intermitente se hizo presente en la sala, parecía pensar mucho esta pregunta. Pero la impaciencia de William era notoria.

-Visitarte- exclamó como si fuera lo mas normal del mundo, tenía razón era raro, eran escuelas diferentes sin embargo el sistema nacional era el mismo, no podía encontrarle sentido verlo aquí a mitad del año.

-Mi adorado hijo no puede ser tan gentil... ¿está todo bien John? – finalmente el aura de preocupación adorno cada lugar de aquel salón.

-Lo arruine papá, eso pasó... es lo mismo, yo...- el nudo en su garganta se hizo evidente al igual que las pocas lagrimas que apenas dejaba ver.

-Lo intente, intente dejar de usar mi poder, ser como los demás, débil e indefenso, pero no sirvió de nada, no pude protegerla... Seraphina fue aplastada y todo por esta maldita jerarquía, y cuando intente protegerla solo destroce todo a mi paso. Confié en quien solo me utilizo, no logre detenerme, no pude papa... no pude...- finalmente lagrimas corrían libremente de su rostro

Ese dolor, ese sufrimiento... el había cambiado, no... lo habían obligado a cambiar.

Como si de un niño pequeño se tratase se había lanzado a los brazos de su padre mientras lloraba desconsoladamente. El era la misma persona que había conocido antes, alguien que siempre soñó ser aceptado, al final de cuentas así era John.



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SanarOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz