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—Ven Jennie, quiero que me acompañes. —Jennie se tensionó al escuchar la voz del Reverendo Kim

—¿A–acompañarte?. 

—Si, acompañarme. Te quiero abajo en menos de quince minutos, si no ya sabes. —señaló su cinturón y la respiración de la morena se aceleró.

Tantos recuerdos horribles de su padre golpeando a su madre, y a ella. No se podía sacar de la cabeza la vez en la que perdió su libro de catecismo y su espalda color canela quedó con marcas violetas y rojas. 

Esa noche no pudo dormir del dolor.

Siempre le tuvo miedo a su padre, le daba pánico. Lo malo es que no podía hacer mucho al respecto porque era un pastor altamente respetado, el dinero de su padre era muchísimo y podía ganar cualquier juicio.

Jennie se encontró en una encrucijada emocional desde el momento en que su camino se cruzó con el de Lisa. Su vida había estado marcada por las expectativas de su familia y su comunidad, las cuales habían moldeado su visión del mundo y su sentido de identidad. Sin embargo, ese sentido de identidad se tambaleó cuando conoció a Lisa, una chica que encarnaba todo lo que era diferente y desconocido para Jennie.

Al principio, Jennie sintió una mezcla de curiosidad y resistencia hacia Lisa. La personalidad desinhibida y humorística de Lisa desafiaba las normas que Jennie había aprendido a seguir desde niña. La manera en que Lisa la desafiaba a cuestionar sus creencias ya ver el mundo desde otra perspectiva la desconcertaba, pero también la intrigaba profundamente.

Con el tiempo, Jennie comenzó a sentir un cambio en su interior. La presencia de Lisa la llevó a cuestionar las creencias que había aceptado ciegamente durante años. Se dio cuenta de que su amor por Lisa la estaba llevando a desafiar las expectativas de su familia y comunidad, y eso la llenó de una mezcla de emoción y miedo.

La timidez de Jennie ante las miradas de desaprobación y las murmuraciones de la comunidad comenzaron a ceder paso a una sensación de determinación. A medida que se enfrentó a los conflictos y desafíos, descubrió una valentía interior que no sabía que poseía. El amor que sintió por Lisa le dio la fuerza para resistir y luchar por su relación, incluso cuando eso significó enfrentarse a su propio padre.

Terminó de vestirse y bajó las escaleras, allí estaba su padre leyendo el periódico. 

—Papá, ya estoy lista. —el hombre de grande porte, miró con severidad a su hija. Como siempre lo hacía.

—Bien, nos vamos. —respondió con esa voz ronca, severa que sonaba completamente diferente a cuando habla y da los canticos en la iglesia.

El hombre le indicó a su hija que entrara al auto, la misma obedeció de forma sumisa. Como le habían inculcado.

''Como mujer debes obedecer al hombre, cada que te pida algo debes dárselo aunque no quieras''.  Esas palabras salidas de la boca de su propio padre.

 —Papá, ¿A donde vamos?.

—Vamos a un sitio donde van a corregir todas esas asquerosidades que estas haciendo. A que vuelvas a ser una niña sana. 

Las palabras de su padre la golpean como un puñetazo en el estomago. La idea de ser "corregida" la llenó de temor y confusión. Miró por la ventana, sintiendo una mezcla de enojo y desesperación. Su mente se agitó con pensamientos y recuerdos, pero también sintió la determinación de resistir y proteger el amor que había encontrado con Lisa.



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Take me to church -JenlisaKde žijí příběhy. Začni objevovat