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A medida que el tiempo pasaba, las emociones de Jennie se intensificaban. Su relación con Lisa había florecido en algo más que una simple amistad, y cada vez era más claro que su corazón había encontrado un lugar especial para la joven atea.

Sin embargo, las tensiones en su vida también se agudizaban. El descontento y la desaprobación de su padre, el reverendo Kim, no hacían más que aumentar con cada día que pasaba. La comunidad religiosa de Rosenthal no entendía ni aceptaba la cercanía entre Jennie y Lisa, y eso añadía una carga aún mayor a la lucha interna de la joven.

Una tarde, Jennie y Lisa se encontraron en su lugar especial del parque, donde solían compartir sus pensamientos y sentimientos sin juicios ni restricciones. Jennie llevaba el peso de la presión y las expectativas familiares en su corazón, y eso se notaba en su mirada preocupada.

—Lisa, no sé qué hacer—, confesó Jennie, sintiendo que su mundo estaba al borde de un precipicio. —Mi familia y la comunidad me están presionando para que me aleje de ti, pero no puedo negar lo que siento por ti.

Lisa la miró con compasión y le tomó suavemente las manos. 

—Entiendo lo difícil que es para ti, Jennie—, respondió. —Y no quiero ser una fuente de conflicto en tu vida. Si sientes que es lo mejor para ti, puedo alejarme—.

—No quiero que te vayas—, admitió Jennie con tristeza. —Pero también quiero respetar las creencias y expectativas de mi familia.

Lisa acarició suavemente el rostro de Jennie con ternura. 

—La vida está llena de decisiones difíciles—, reflexionó. —Y a veces, tenemos que enfrentar conflictos internos para encontrar nuestro propio camino.

Jennie asintió, sintiéndose dividida entre su amor por Lisa y su deseo de complacer a su familia. Sin embargo, también sabía que no podía ignorar lo que sentía en su corazón.

Con el tiempo, la presión aumentaba aún más, y la situación se volvía insostenible para Jennie. El temor a perder a Lisa y el deseo de mantener la paz en su familia chocaban de manera abrumadora.

Una tarde, después de otro enfrentamiento con su padre, Jennie se encontró en su habitación, sintiéndose atrapada y confundida. Miró una foto suya con Lisa que había tomado en el parque, y eso la llevó a una decisión trascendental.

Decidió enfrentar sus miedos y hablar con su padre sobre sus sentimientos y su relación con Lisa. Con el corazón latiéndole con fuerza, Jennie se dirigió hacia el estudio donde su padre solía preparar sus sermones.

El reverendo Kim se sorprendió al ver a su hija entrar con una expresión decidida en su rostro. Antes de que pudiera decir algo, Jennie tomó una respiración profunda y habló desde lo más profundo de su corazón.

—Papá, sé que mi relación con Lisa no encaja en lo que esperas de mí—, comenzó, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar. —Pero la amo, y no puedo negar lo que siento por ella.

El reverendo Kim la miró con una mezcla de sorpresa y desaprobación. Sin embargo, la determinación en los ojos de su hija lo llevó a escuchar lo que tenía que decir.

—Entiendo que nuestras creencias son diferentes y que eso puede ser difícil de aceptar—, continuó Jennie. —Pero también creo que el amor y la aceptación deben prevalecer en nuestras vidas. Lisa me ha mostrado una forma de ver el mundo que nunca había considerado antes, y creo que eso es algo valioso.

Las palabras de Jennie tocaron un punto sensible en el corazón del reverendo Kim, quien sabía que tenía que tomar una decisión difícil. Finalmente, después de un momento de reflexión, se dio cuenta de que el amor de una hija no debía ser condicionado por las expectativas religiosas.

Con una mezcla de resignación y aceptación, el reverendo Kim asintió y tomó la mano de su hija. —Jennie, no puedo decir que comprendo del todo tu elección, pero eres mi hija y te amo incondicionalmente—, admitió. —Si esa es la decisión que has tomado, no puedo cambiarla, pero espero que encuentres la felicidad y la paz en tu camino.

El alivio llenó el corazón de Jennie al escuchar las palabras de su padre. A pesar de las diferencias, ella sabía que tenía su apoyo, y eso significaba el mundo para ella.

Con su corazón más ligero, Jennie volvió a encontrarse con Lisa, y juntas enfrentaron las dificultades que se avecinaban. Aunque el camino no sería fácil, sabían que estaban dispuestas a luchar por su amor y a desafiar las barreras impuestas por las creencias y la sociedad.


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Take me to church -JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora