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Después del segundo encuentro con Lisa en la iglesia, Jennie se encontraba cada vez más intrigada y atraída por la chica atea de espíritu libre. Sin embargo, también comenzaba a notar que Lisa era más que una simple alma curiosa; era una joven con una actitud decididamente anti religiosa.

Una tarde soleada, Jennie y Lisa se encontraron nuevamente en el parque del pueblo, sentadas en un banco bajo la sombra de un gran árbol. El aroma de las flores silvestres flotaba en el aire mientras la brisa acariciaba suavemente sus rostros.

—Lisa, ¿puedo preguntarte algo?—, inquirió Jennie con precaución, sabiendo que se adentraba en territorio delicado.

—Por supuesto—, respondió Lisa con una sonrisa enigmática. —Puedes preguntarme lo que quieras, Jennie.

Jennie tomó aire antes de continuar. —He notado que tienes cierta aversión hacia la religión y la iglesia—, expresó con cuidado. —¿Hay una razón en particular detrás de ello?.

Lisa asintió, mirando fijamente hacia el horizonte antes de responder. 

—Sí, lo hay—, admitió. —He crecido sin una conexión con la religión, y eso me ha permitido cuestionar y explorar el mundo desde una perspectiva más amplia. No puedo evitar sentir que la religión puede ser a menudo restrictiva y divisiva, y eso me lleva a rechazarla.

Jennie asimiló sus palabras con calma, comprendiendo que Lisa tenía sus propias razones para sentirse de esa manera. Aunque sus creencias religiosas seguían siendo importantes para ella, no podía ignorar las inquietudes válidas de Lisa.

—Pero eso no significa que rechace a las personas que tienen creencias religiosas—, continuó Lisa, su tono suavizándose. —Cada uno es libre de creer en lo que quiera. Respeto tu fe, Jennie, y no quiero que te sientas incómoda a mi alrededor.

Jennie apreció la sinceridad de Lisa y se sintió aliviada de que no la juzgara por su fe. Aunque las diferencias seguían presentes, había algo en Lisa que la hacía sentir aceptada y comprendida, algo que no había experimentado con muchas personas antes.

—Gracias, Lisa—, dijo Jennie con gratitud. —Aprecio que respetes mis creencias, así como yo respeto las tuyas.

A medida que pasaban más tiempo juntas, Jennie y Lisa continuaron explorando sus creencias y perspectivas en profundidad. A pesar de sus diferencias, encontraron que podían aprender mucho el uno del otro y que había espacio para la comprensión mutua.

Sin embargo, las complicaciones surgieron cuando la relación entre Jennie y Lisa empezó a ser objeto de atención en el pueblo. Los murmullos y las miradas de desaprobación se multiplicaban a su alrededor, lo que añadía más presión sobre los hombros de Jennie.

El padre de Jennie, el reverendo Kim, estaba entre los más críticos y reprobatorios con respecto a la relación de su hija con Lisa. Cada vez que Jennie y Lisa se encontraban, el reverendo Kim expresaba su desaprobación en voz alta, insistiendo en que debían mantener sus distancia y que Jennie debía alejarse de alguien como Lisa.

Esto provocó un conflicto interno en el corazón de Jennie, ya que se debatía entre su creciente amor por Lisa y el respeto hacia las creencias y expectativas de su familia. La tensión entre ambas aumentaba, y Jennie se encontraba atrapada en medio de una batalla entre su corazón y sus raíces religiosas.



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Take me to church -JenlisaWhere stories live. Discover now