° Treinta y uno °

52 7 1
                                    

Evan

—¡No seas metiche! —exclama Andy en un susurro sobre mi cabeza.

—¡Shh! —le espeto, viendo hacia el pasillo principal a ver si la veía cerca.

—Nos va a matar, estoy seguro —masculla mi amigo, intentando ver también por el pasillo.

¿Estábamos siendo entrometidos al meternos en la situación en la que están Aidan y Hazel? Sí, totalmente. ¿Me importaba? En lo absoluto. Entre los tres, yo soy al que le gusta meterse en los asuntos de los demás, sobretodo cuando estoy conciente que es uno de mis amigos quien a metido la pata, y Aidan lo hizo y hasta el fondo.

—No la veo —dijo Andy otra vez, estirando el cuello para ampliar su visión.

—Debe de estar por ahí, este es su horario —respondí, mirando a cada lado. Debíamos de vernos patéticos ahora.

Y es que estábamos intentando espiar de una forma poco disimulada hacia el pasillo principal de la facultad de artes escénicas, haciendo el intento de ver si encontrábamos a Hazel por ahí.

¿Qué le diríamos? No tenemos idea.

—¿La viste? —le pregunto a Andy.

—No, creo que no está...

—¿Evan? ¿Andy? —escuchamos su voz de nuestro lado izquierdo.

Ppr el sustos que nos causó, terminamos desequilibrandonos, y como Andy estaba apoyándose de mí, fui el pobre desgraciado que terminó con un rubio de ochenta y un kilos encima.

Ay.

—¡Maldición, quítate de encima que pesas, hombre! —exclamé haciendo el intento de quitarme a Andy, empezaba a no respirar.

Mi mejor amigo se rió levantándose, después me tendió la mano para ponerme yo de pie.

Ambos nos quitamos el polvo de encima para mirar a Hazel, que tenía una ceja arqueada hacia nosotros, su mirada color marrón nos daba un mensaje de «¿Qué rayos con ustedes?»

—¡Hazel! —exclamo, sonriente. Su cara de «no tengo idea de qué está pasando» se acentúa—. ¿Qué tal estás?

Ella parpadea, confundida.

—Eh... bien, supongo.

—¡Qué alegría! —declara Andy, sonriendo también. Me da una mirada de soslayo, algo que interpreté como un «hagamos lo que tengamos que hacer»—. Oye, pequeña australiana, mi amigo aquí presente y yo tenemos... qué hablar de algo importante contigo.

Cambia el peso de una pierna a otra.

—Claro, ¿Qué pasa? —nos dirige una mirada desconfiada.

La entendía, es decir, no todos los días los mejores amigos de tu yo-qué-demonios-sé-que-somos te pedían hablar de algo «importante». Y no es que nos llevemos mal con Hazel, ella me cayó bien desde la primera vez y siempre fue parte del grupo para molestar a Aidan, pero no solemos hablar tanto con ella sin mi otro mejor amigo presente.

Andy y yo nos miramos. Sus ojos azules gritaban ahora: «¡¿Ves que esto sí era un mal plan?!». Cobarde, Guillén. Aunque puede que tenga razón, pero ya estamos aquí, ya la tenemos al frente, ya tocamos el tema, así que no tenemos más opción que seguir. Abortar misión en este punto es imposible sin que nos veamos como un par de raros.

—Bueno, verás... —me acerco a ella y paso mi brazo sobre sus hombros, se confundió aún más cuando Andy imitó mi acción por su lado derecho, la obligamos a caminar en dirección a la fuente para tomar asiento en el borde—, esta cosa importante es... realmente importante.

Solo Me Importas Tú [Loved #2] ✅Where stories live. Discover now