ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1

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—¡¡Vamos Taehyung!! Carajo, se están acercando.

—Estoy corriendo lo mas rápido que puedo.

Solo se podían escuchar murmullos por parte de los caminantes y pasos apresurados, su respiración estaba demasiado agitada, y sus corazones latían a mil por segundo. El ambiente era completamente peligroso.

Se encontraban en un bosque a las afueras de Seúl, las hojas de los árboles estaban tiradas y mostraban una gran alfombra natural, había unos cuantos arbustos y pocas flores que los adornaran, pero completamente marchitas.

Los caminantes estiraban sus brazos con intenciones de alcanzarlos pero sin lograr el cometido. A donde voltearas se veían estas cosas que Jimin los conocía como un tipo de mutación, no los consideraba humanos, a veces optaba por llamarles "cosas", pero nunca pasó por su mente llamarlos humanos, se preguntaba a sí mismo "¿A caso un ser humano comería a otro en vida, hasta llegar a matarlo?", no lo creo, un ser humano no haría eso, o bueno, quizás, sinceramente no le tenía muchas esperanzas a la humanidad y los creía capaz de hacer cualquier estupidez, pero estas cosas comían personas, y esas cosas los estaban persiguiendo ahora mismo.

Estaban siendo perseguidos por una horda, no una muy grande pero si suficiente para acabar con ellos dos en cuestión de segundos.

—¡Sigue corriendo Taehyung!, tenemos que llegar al almacén. Ya casi llegamos, solo resiste un poco más — musitó el rubio mientras corría entre los árboles del bosque en el que se encontraban.

El rubio volteo para ver sus espaldas y se percató de que su amigo había tropezado, estaba luchando contra un caminante, usaba ambas manos para sostenerlo de los hombros y alejar su mordida de el mismo. Todas sus fuerzas se centraban en los hombros del caminante para que no lo llegará a morder, y entre gritos solo pedía ayuda de su compañero.

—¡¡Jimin, ayuda porfavor!! — gritó el azabache que se encontraba en el piso luchando por su vida.

El rubio se acercó rápidamente hacia su compañero para ayudarle a salir del problema. Se agachó, sacó una daga y con fuerza la encajo en el cráneo de el caminante para apartarlo y tomar la mano de su amigo para seguir corriendo.

Estas "cosas" como las conocían estos dos chicos, solo podían morir de una forma, recibiendo una apuñalada en la cabeza. Cualquiera diría que eso no serviría de nada, tenía que ser en el corazón para que muriera, pero estos no eran humanos, y solo podían morir de esta forma. Probablemente era porque tenían ese "virus" o lo que sea en el cerebro, y dándoles ahí podían acabar con eso que los hacía moverse y caminar.

—Gracias.

—No hay tiempo para dar gracias, tenemos que seguir corriendo. Vamos, ya casi llegamos —musitó el rubio tomando de la mano a su compañero para que lo siguiera y no lo perdiera de vista de nuevo.

Despues de unos pocos minutos lograron llegar al almacén, luego de matar a los caminantes de la entrada abrieron la puerta lo más rápido posible e ingresaron al lugar para estar seguros dentro y volver a cerrarla. Ambos se recargaron en la pared y lentamente se dejaron caer en el piso descansando y dejando que su respiración agitada se relaje y vuelva  su ritmo cardíaco normal.

Tenía estantes grandes de metal y en ellos había cajas recargadas, no tenía mucha iluminación. Tenía una puerta algo oxidada, era un almacén de un tamaño considerable, no era tan grande, pero no necesitaban tanto, igualmente, no se quedarían mucho tiempo.

—¿Estas bien? Corrimos mucho — musitó el rubio entre suspiros y agotado de todo lo que habían corrido—. ¿No te mordieron?

—Creo que no, estoy bien, solo que algo agitado —murmuró agachando los hombros y tratando de calmarse. —Pero... Me siento culpable; por lo que pasó en el grupo, no debimos dejarlos.

MoonlightOnde histórias criam vida. Descubra agora