° Veintisiete °

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Estuve quince minutos ahí en el baño, hice lo que tenía que hacer y el tiempo restante solo me la pasé apoyada del lavamanos, esperando el momento justo para salir y no toparme otra vez con Aidan.

Cuando asomé la cabeza por el pasillo, ví a un par de chicas venir al baño. Me dieron una mirada confundida, más no dijeron nada. Volví a la fiesta, pasando por la gente para llegar con mi mejor amiga, quién en mi espera se había hecho con la compañía de un chico que no conocía.

A lo que podía ver mientras me acercaba, el tipo parecía un par de años mayor que nosotras, ¿De veintitrés? ¿Veinticuatro? No estaba segura. Tenía un abundante pelo castaño claro, ojos rasgados de un avellana más claro de lo usual, pero sin ser un color caramelo, cejas gruesas del mismo color de su cabello y una nariz redonda con una sonrisa de brillantes dientes.

Escuché su risa por algo que le dijo mi amiga cuando al fin llegué con ellos.

—Volví.

Camille se giró a verme, no había dejado de sonreír mientras yo ya no tenía tantos ánimos de estar ahí.

—¡Al fin! Mira, Hazel, él es un amigo de mi facultad.

El tipo me sonrió extendiendo su mano. Tenía la palma rústica y era mucho más grande que la mía.

—Soy Ean —agregó una sonrisa a su saludo, en sus mejillas se formaron un par de hoyuelos.

Le devolví el gesto, sacudiendo nuestras manos.

—Y yo Hazel, un gusto.

—Bonito nombre —comentó soltando el agarre y volviendo a su asiento.

—Igual el tuyo, muy... —pensé una palabra—, corto.

Eso lo hizo reír y mi mejor amiga me dió un codazo divertido en la costilla.

—Gracias, creo.

—Hazel no sabe hacer cumplidos, no te extrañes cuando diga cosas raras.

Asentí, ella tenía un punto.

Cómo Camille se la estaba pasando bien hablando con Ean y en la fiesta en general, decidí contarle después lo que pasó con Aidan, me obligué a olvidar por esta noche ese evento. Ella me había traído aquí para pasarla bien, no dejaré que ese pelirrojo imbécil me arruine el resto de mi noche.

Me quedé con ella y me uní a su conversación, Ean era una persona muy agradable, amable y muy simpática. Sus temas de conversación eran bastante interesantes y aunque a veces se centraba en cosas de su facultad con Camille, siempre intentaba sumarme a la conversación, lo cual me pareció bastante dulce.

No me di cuenta que la charla de los tres se había resumido a dos, Camille había desaparecido de mi lado y ni siquiera me di cuenta por haberme enfrascado en un tema con su amigo. La encontré en la pista de baile con sus amigas de la facultad, su mirada dió conmigo, que estaba arqueando una ceja preguntando algo en plan «¿Cómo por qué te fuiste?» y su respuesta maravillosa fue guiñarme un ojo.

—Umh, ¿Quieres bailar? —me preguntó Ean cuando empezó a sonar una melodía que iba entre el ritmo lento y movido. Nada muy romántico ni muy animado. El estilo perfecto.

Pensé un segundo, ¿Me quedaría sentada aquí toda la noche? ¿Quería quedarme sentada aquí toda la noche? Claro que no, seguiría divirtiéndome.

Le sonreí levantándome de mi asiento.

—Claro, vamos.

En la pista de baile estábamos casi en el medio de todas esas personas. Hacíamos movimientos raros y graciosos que nos causaban grandes carcajadas a los dos. La estaba pasando bien con él. Me hizo olvidarme de todo lo que estaba pasando en mi vida en estos días, todo lo que había pasado hace un rato.

Solo Me Importas Tú [Loved #2] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora