15 | La primera cita

Start from the beginning
                                    

Curvo los labios en una sonrisa burlona.

—¿Ahora?

—No puede esperar.

De pronto, parece inquieto. Incómodo. Frunzo el ceño y me aparto. Creía que me estaba tomando el pelo, pero debe de ser algo importante.

—¿Va todo bien?

—No tengo ni idea de lo que estamos haciendo.

Noto un pinchazo en el pecho. Le quito las manos de encima.

—Si no estás seguro de esto, no...

—¿Qué? No, no es eso. Claro que no es eso. Maeve. —Afianza su agarre en torno a mis piernas para evitar que me levante. Nuestras miradas se encuentran. Y traga saliva—. A lo que me refiero es a que... bueno, no tengo ni idea de lo que estamos haciendo porque nunca lo he hecho antes.

Tardo un momento en procesar lo que está queriendo decirme.

—¿Nunca has...?

—No.

Joder.

Me quito de su regazo y me dejo caer en el asiento contiguo, atónita. Connor sigue observándome. Ahora parece un tanto inseguro.

—¿Es un problema para ti? —pregunta.

No, no lo es. Por supuesto que no lo es.

Sacudo la cabeza para centrarme.

—Tenía entendido que habías estado con otras chicas —sopeso en lugar de responder.

—He besado a otras chicas. A dos, para ser más exactos. Nunca he llegado más lejos. Al menos, no tanto como parecía que tú querías llegar esta noche. —Intenta ofrecerme una de sus sonrisas genuinas. Sin embargo, en sus ojos sigue habiendo un ápice de duda.

Pienso en qué decir. Y lo único que me sale es:

—Está bien.

Él me mira con desconfianza.

—¿No te parece extraño?

—¿Por qué iba a parecerme extraño? Cada uno va a su ritmo. No pasa nada. —Hago una pausa. No debería darle más vueltas al tema, pero la curiosidad me puede. No lo puedo evitar—. Imagino que ha sido una decisión personal, ¿verdad? Lo de esperar. Dudo que no haya habido ninguna chica que haya querido acostarse contigo hasta ahora. Quiero decir, eres un partidazo. Y tú lo sabes. Lo habrías hecho hace mucho si hubieras querido.

Al oírme, Connor junta las cejas, entre sorprendido y encantado con lo que acabo de decir. La incomodidad ha desaparecido y ahora sus ojos centellean, burlones.

—Aunque no te lo creas, no todas me tienen en tan alta estima como tú, Maeve.

—No digas tonterías. Sabes a lo que me refiero. Le gustarías a cualquiera.

Y estoy siendo bastante objetiva. Es alto, guapo, amable, divertido, considerado. Me preocuparían seriamente los gustos en hombres de las finlandesas si soy la única que ha sabido verlo.

—Sí, ha sido una decisión personal —contesta finalmente. Sigue teniendo en los labios ese atisbo de sonrisa, que desaparece cuando me mira de arriba abajo y recuerda que antes me he apartado, que ya no estoy encima de él—. Parecías sorprendida cuando te lo he contado —menciona, llevando sus ojos de nuevo hasta los míos.

Me muerdo el labio, avergonzada. Tenía la absurda esperanza de que no lo hubiera notado.

—No me lo esperaba. La verdad es que tenía una concepción muy diferente sobre ti. ¿Todas esas chicas que Niko me dijo que había visto en tu coche...? —Sin embargo, yo misma encuentro la respuesta—. Luka. —No sé cómo no se me había ocurrido antes.

Todos los lugares que mantuvimos en secreto | 31/01 EN LIBRERÍAS Where stories live. Discover now