|Capítulo 11: Conformación de grupos|

33 12 38
                                    

A través del Ha, los lazos se forjan más allá del tiempo y el espacio, uniendo destinos en un pacto que ni la distancia ni el olvido pueden romper

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

A través del Ha, los lazos se forjan más allá del tiempo y el espacio, uniendo destinos en un pacto que ni la distancia ni el olvido pueden romper.

A través del Ha, los lazos se forjan más allá del tiempo y el espacio, uniendo destinos en un pacto que ni la distancia ni el olvido pueden romper

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Gran Nación Tiempo, tierras sagradas de Oge.

Al amanecer del décimo noveno día en Pratham, Khrizira se levantó, empacó sus pertenencias en un saco y partió de la residencia en la que se había estado quedando los últimos meses. Con las mejillas aún húmedas por las lágrimas, abandonó los dominios de la Gran Nación Tiempo y se dirigió a la estación especial en las inmediaciones del Bosque Gemura.

—¡Lo odio! —gritó, dando un firme puntapié al suelo—. Quería una vida tranquila, no esta tragedia. ¿Por qué sobrevivo si los que amo se han ido? ¡Es injusto!

—Te tomarán por loca si sigues hablando sola.

La voz de Zaothir sobresaltó a la joven Cedyr, quien le lanzó una bolsa con un ceño fruncido. Él la atrapó y le dedicó una expresión pícara.

—¡Por los ancestros, no me asustes así! —protestó ella con las mejillas enrojecidas.

—Qué saludo tan inusual. —Zaothir rio con media sonrisa—. ¿Te unes a mí? Voy a Kihoi con un sello de transportación. Será rápido.

Khrizira hizo una mueca apenas perceptible.

Era evidente que esa idea no le agradaba, ni era su primera opción. Sin embargo, tenía sus ventajas: sería rápido, como dijo Zaothir. Se ahorraría el costo del boleto de viaje que costaba cinco caheris.

—Bien.

El joven de cabellos anaranjados señaló a su amiga el camino a seguir. Juntos, se adentraron en el espeso Bosque Gemura y, lejos de miradas ajenas, Zaothir abrió un portal. En las cercanías de los dominios, ella contuvo el aliento. Tras un breve descanso, avanzaron en silencio hasta Vikeesh, donde se identificaron y se dirigieron a sus aposentos.

—Recuerdas que te dije que encontré un lugar para vivir por mi cuenta y que no necesitabas intervenir por mí, ¿verdad? —dijo Khrizira en voz baja.

|Una memoria perdida|Where stories live. Discover now