|Capítulo 32: El príncipe heredero de Naldae|

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En los Ecos del Tiempo, donde los hilos de la Existencia se tejen para conectar las almas, existe una verdad inmutable que perdurará a través de los eones: la humanidad no entiende el Ha en su máximo esplendor

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En los Ecos del Tiempo, donde los hilos de la Existencia se tejen para conectar las almas, existe una verdad inmutable que perdurará a través de los eones: la humanidad no entiende el Ha en su máximo esplendor. No pueden porque no les pertenece; es un legado de las razas que rigieron el Na'Sama desde los albores del tiempo, antes de la llegada de él; el error que jamás debió ser.

 No pueden porque no les pertenece; es un legado de las razas que rigieron el Na'Sama desde los albores del tiempo, antes de la llegada de él; el error que jamás debió ser

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Gran Nación Tiempo, tierras sagradas de Oge.

La Emperatriz Aleury reía junto a la Guardián Nyree y su madre, Dharani, en la corte Manaia. Sin embargo, la tranquilidad se vio detenida cuando uno de los soldados de turno irrumpió en la estancia.

Las miradas de desaprobación de las dos mujeres mayores contrastaron con la expresión curiosa de la joven Emperatriz, quien ajustó su postura con gracia mientras su atención se dirigía hacia el hombre agitado. Las manos de este temblaban y su respiración estaba agitada, como si hubiera corrido hasta allí.

—¿Qué ha sucedido, soldado Galy? —preguntó Aleury, poniéndose de pie y acercándose al hombre caído en el suelo.

—Excelencia, una carta de... de... —El guardia luchó con un nudo en su garganta que parecía impedirle hablar con claridad.

—Respire —pidió la Emperatriz, inclinándose hacia Galy para darle un par de palmadas reconfortantes en el hombro—. Permítame.

Galy asintió y le entregó la carta temblorosamente. Mientras tanto, Nyree intervino, ayudando al hombre a incorporarse y escoltándolo fuera de la corte para darle un respiro. Tal como el soldado perdió el aliento, Aleury también.

—¿Vorel, de quién es? —averiguó su madre, serena.

—Del príncipe heredero de Naldae, Pouri —comunicó con una voz que revelaba una mezcla de sorpresa y preocupación, lanzando una mirada significativa a su madre—. Parece que está en camino hacia nuestras tierras y busca dialogar.

Ningún sonido se escuchó por parte de la Guardián ni de la anterior soberana.

A lo largo de los ciclos de mandato, Aleury había estado dedicada a recolectar información sobre el linaje real de la monarquía en Khart. La sorpresa de encontrarse con la noticia del príncipe heredero, un niño que se suponía había vivido en una época anterior a la Segunda Guerra de Exterminio, sacudió sus cimientos.

|Una memoria perdida|Where stories live. Discover now