"Después de 12 años te vuelvo a ver; el único vínculo indirecto, nuestro hijo..."
Jungkook tenía muchas razones para odiar a Taehyung, pero cuando lo encuentra como su alumno en campo, simplemente pierde la razón, dejándose llevar por aquel sentimie...
—¡¡¡Vamos, vamos!!! Estábamos jugando tan bien; ¡abre! ¡Abre! ¡Vamos!
Tocio sacando agua por la boca; sus fosas nasales ardían; su garganta igual; su cuerpo no se sentía; estaba en el mismo lugar que antes, pero ya no caía agua ni estaba en ella; las toallas estaban a un lado; y a su izquierda, expectante, su agresor; cuando lo vio, parpadeó un poco; volvió a toser y, sin muchas ganas, pronunció débilmente.
—Pe... ¡Perdón, Señor!, es mi culpa...
—¿Lección aprendida?
—¡Humm, sí, señor! —Acto seguido sintió cómo el agua caliente caía en su cuerpo; se hizo bolita dejando que se aclimatara; sentía el agua tibia, mientras esta era lo más caliente que se podía; después de un momento sintió cómo unas manos lo frotaban de arriba abajo; él se quitó las manos varias veces, no quería ser tocado ni ayudado por la persona que casi lo mató ahogado.
—¿Quieres más? ¿No ha sido suficiente? —Sus manos soltaron las de él, y se dejó hacer; después de un rato sus mejillas estaban tintadas en rojo; y su cuerpo ya sentía lo caliente del agua; después cómo cerraron las llaves y lo desvistieron colocándole toallas en la cabeza y cuerpo; lo levanto en brazos y lo llevo dentro a las oficinas de la base; lo sentó aún lado del calefactor; y después de unos minutos regreso cambiado y con ropa azul marino; se la aventó en las piernas y se giró a la mesa de Te; Tae sin muchas ganas y sintiendo ya sus extremidades se cambió y dejó de lado las toallas húmedas; concentrándose en adquirir más calor; vaya recibimiento había tenido, estaba seguro que no eran los únicos castigos que iba a recibir; pero por hoy, esto era suficiente; ya no más.
—Toma esto... —Hizo una mueca y se giró. —¡Por Dios! Que si no lo tomas, te sacaré a plena nevada y dormirás allí la próxima tormenta de nieve.
Y sin decir más, tomó la taza en manos y comenzó a tomar despacio, dejando que sus ojos se inundaran de lágrimas. "Te fallé, Jimin, me tiene por completo dominado". Después sintió una cálida chamarra en sus hombros; se estremeció de solo oler el perfume: tantas noches en vela recordando cómo olía su piel, queriendo un poco de ese aroma para satisfacer su instinto. Ahora mismo todo dolía; solo quería ir a su cuarto y dormir, pero no quería ser cuestionado; no quería ser expuesto.
—Debes irte, Taehyung; no puedes quedarte en este lugar. —No recibió ninguna respuesta, solo los pequeños sollozos del menor detrás de él. —¿Me escuchaste? No te quiero cerca.
—No estoy aquí por usted; me dejó muy claro que no quería nada conmigo los 5 meses que lo busqué, así que el estar aquí no es ciertamente por usted.
—Te estoy haciendo las cosas simples; este no es un lugar para jugar. ¿Dónde quedó el chico que quería diseñar casas y edificios? No eres un militar, ni siquiera tienes el físico para serlo.
—Voy a quedarme; usted ya no me importa, así que voy a quedarme.
Jeon se giró, encontrándose con esos ojos café miel, sus mejillas aún rojas por el frío, sus lágrimas casi secas en la piel. Por un momento, el niño secuestrado de hace un año salió de entre sus recuerdos, ese maldito beso que lo condenó a no querer perderlo y a la vez a mandarlo lejos. Jeon sabía muy bien que aceptar el amor por el menor sería como echarse la soga al cuello y que la última vez que lo corrió con ira y tristeza no fue solo por Baltimore, sino también por él y sus sentimientos.
—Te estoy dando la oportunidad de irte sin ningún cargo; vete a casa, haz el examen para la universidad de Arquitectura o Pintura, ve y haz lo que quieres, lo que realmente te apasiona.
—Ya tomé una decisión; si no me quieres cerca, será mejor que vuelvas a huir como hace un año.
El pequeño se quitó la chamarra y dejó la taza en la mesa; acto seguido se encaminó a la puerta de salida. No quería irse, estaba cansado emocionalmente, pero no quería pelear con él. Antes de salir, una mano sobre su hombro cerró la puerta, dejándolo con un sobresalto al sentir el pecho de Jeon en su espalda. Aún tenía frío y sentirlo así hizo que su piel se erizara; sintió sus labios en su hombro.
—¿Qué, qué haces?... —Giro despacio, como temiendo que Jeon se alejara por su repentino movimiento, pero no fue así; el azabache no se giró ni se alejó; había tenido suficiente de abstenerse a verle, a tocarle, a sentir de nuevo esa piel vainilla en sus dedos. Todo de Taehyung le llamaba; esa era la principal razón de alejarlo, lo peligroso que podía ser aceptar su sentimiento y confort estando con él.
—Tienes que irte, pequeño; por favor, solo vete.
—¿Por qué me alejas? ¿Por qué me dejaste? Porque no me vuelves a amar como antes. —Un beso casto, en sus labios suaves. Jeon se alejó tanto y tan rápido que Tae tembló al sentirlo lejos, apretando sus manos tan fuerte que dolió.
—No te amo; nunca lo he hecho. Lo que sucedió fue porque estabas vulnerable y yo peleé con Abel.
—Entiendo lo de Abel, estuve cuando pelearon, pero nunca me sentí vulnerable cuando te lo dije; incluso sabiendo que me arriesgaba a que me lastimaras, yo te creí cuando dijiste que estabas sintiendo algo por mí, incluso ahora mismo el solo tocarte.
—Si no te vas, tendrás que lidiar con el mismo infierno; aquí formamos hombres para el país. Si es otro más de tus caprichos tontos, será mejor que pegues vuelta en este momento a casa y no vuelvas.
—Si a ti te hace ser hombre tener un pene y dos bolas lo suficientemente grandes como para mandar y que no te importe nada; yo también los tengo para mandarte al carajo a ti y a quien sea que venga a decirme lo contrario; por mí tú y los demás de alto rango pueden tomar su estatus y metérselo en los bolsillos si les alcanza; me voy a quedar, señor Jeon, y por Dios que no estoy para tus escenas estúpidas. En un principio pensé venir aquí para verte; pero ahora mismo me quedaré para que me veas hacerlo, y si no es mucho pedirte, sé un buen general. —Esto último lo hizo girar a verlo a los ojos desde el otro lado de la oficina; en ese mismo momento un abismo se abría entre los dos, testarudo, egocéntrico, altanero, caprichoso, así se veía Kim frente a Jeon. —¡Con permiso, Señor!
—No puedes irte, cadete.
—¿Por qué no?
—Es tarde y han cerrado la reja a los dormitorios; duerme esta noche aquí; mañana temprano puedes irte al primer toque de inicio de actividades.
—No quiero hacer eso, prefiero que me vean afuera a tener que dormir aquí.
—¿Te parece que te pregunté si querías dormir aquí o te di una puta orden? —Silencio, y nada más; acto seguido, con la mirada le indico seguirle. Caminando por un pasillo muy largo, llegaron a una habitación; había una cama grande, un baño y un archivero con el nombre del Capitán; una repisa donde descansaba una foto con Jin y otra con Suga; y en el fondo, una fotografía grande de Baltimore. Tae suspiró cuando la vio, pero no dijo nada; ya había tenido suficiente por ahora, solo quería dormir y olvidar que casi moría en manos del que por mucho tiempo fue lo único que quiso.
—¿Dormirás?
—Estoy de guardia, no puedo; duerme tú; son casi las 10; te espera un día agitado mañana, así que duerme ya.
—Por favor, no me hagas las cosas difíciles.
—Eso debiste pensar antes de venir a meterte a la boca del lobo, corderito.
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