1. ፈᏗᎷᎮᎧ ᎷᎥᏝᎥᏖᏗᏒ

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—Estás loco, está helada; suéltame...

—Primero aprenderás a tratar con respeto a tu capitán; después aprenderás a cerrar esa puta boca y, por último, vas a aprender a hacerte responsable por tus actos y palabras; ¿estás listo, pequeño?

—¡¡Vete a la mierda!!

Sintió el peso de Jeon en sus costillas, sus manos en su espalda siendo aplastadas por su peso y el del marino, que estaba sentado en su abdomen; el chorro del agua golpeaba su cara con fuerza; sintió que su vista se perdió cuando puso una toalla en su cara, la cual le impedía respirar; lo estaba asfixiando con el agua y la toalla.

—¿Qué se dice cuando faltas el respeto a un mayor, Taehyung?

—¡Aggghh! Jeennn, ¡aghh!

—¡No te escucho, cadete! ¡Más alto!

—¡Aghttt! —Quitó la toalla de su cara y se levantó apoyando sus rodillas en sus costados, lo suficiente para que se moviera y respirara, pero no para zafarse de aquel castigo.

—¡Cómo se dice, Taehyung!

—Lo siento, lo siento... —Jeon sonrió complacido, pero aún faltaban dos cosas más: cerrar la boca y rogar perdón por sus actos rebeldes de niño malcriado, ¿cierto?...

—¡Un lo siento no me es suficiente! —Te pedí cerrar la boca; ¿cómo es que seguiste hablando después de una orden tan fácil, cadete? —De nuevo enredo la toalla en su cara y lo presiono del abdomen, sacando el aire de sus pulmones y ahogándolo. —La próxima vez que te pida que te calles, ¿qué harás?

—ghhttt, ggghttt, agghht... —Jeon sonrió; después de todo esto sería muy entretenido, no duraría ni un mes en ese lugar.

—No, no, no, no dices nada, Kim, te quedas callado; entre más quejidos oiga, más tiempo te dejaré aquí.

Tae no supo en qué momento su respiración empezó a ser nula; sentía que se ahogaba, dejó de moverse, pero no por querer complacerlo, sino porque de verdad ya no estaba respirando nada; y como milagro divino, el aire golpeó sus pulmones nuevamente; tosió, respiró, y no supo en qué momento ya estaba llorando con desespero.

—¡Eso es! —¿Qué fácil es aprender modales aquí en la milicia, cierto? —Tae no se dio cuenta en qué momento el bajante del agua fue tapado con otra toalla; el área donde estaba el recostado ahora mismo estaba inundada, el agua casi tapaba su pecho, por lo que tuvo que levantar la cabeza para que no entrara el agua por la nariz y los oídos. —La próxima vez que te diga cállate, te vas a callar; si me faltas el respeto, tendrás que compensar esa grosería con lágrimas; y por último, pero no menos importante, parece que no sabes suplicar perdón; y en este lugar esa es una palabra que debes memorizar, casi como un tatuaje en los huesos.

—Por favor, lo siento; por favor...

—¡Shhht, shht, shhht! ¡No, bebé! Ahora no te sirve de mucho; cuando realmente lo jodiste fue desde que te enlistaste...

—Je... —Jeon, por favor...

—No logro escucharte, bebé; déjame darte la vuelta...

Puso la toalla de nuevo en su cabeza y, dando la vuelta, presionó la cara en el fondo de la regadera; empezó a moverse frenéticamente contra el cuerpo de Jeon; ya no sentía las manos del capitán, pues lo helado del agua había adormecido su piel; su respiración se fue debilitando hasta sentir que respiraba agua; se movía luchando por zafarse o sacar la cabeza; no lo consiguió; el desespero, lo pesado del cuerpo sobre él, lo frío del agua; cerró sus ojos con fuerza y dejó de moverse; ya no sentía nada, por lo que fue fácil asimilar que allí moriría de hipotermia, ahogado y solo.

𝓢𝓽𝓪𝔂 𝓐𝓵𝓲𝓿𝓮Where stories live. Discover now