"Después de 12 años te vuelvo a ver; el único vínculo indirecto, nuestro hijo..."
Jungkook tenía muchas razones para odiar a Taehyung, pero cuando lo encuentra como su alumno en campo, simplemente pierde la razón, dejándose llevar por aquel sentimie...
—¿Se puede saber qué demonios estás haciendo aquí? —Esos ojos que anteriormente lo estaban aniquilando ahora mismo estaban a centímetros, amenazando con desintegrar su cuerpo. —¡Contéstame!
—Yo, yo, yo vine a... —Volvió a empujarlo contra el archivero con más fuerza, haciéndolo doblarse por el impacto.
—¿Qué estás haciendo en este maldito lugar? ¿No fui claro cuando te dije que te largaras?
—Me enlisté; no estoy aquí por usted, ¡no puede venir y tratarme así, señor! —Soltó su hombro y su mano, sin titubear, fue a golpear directo contra el archivero, justo al lado de la cabeza de Kim.
—¿A quién putas le importa si te enlistas o no? Vas a ir en este momento a tomar tus cosas, y vas a volver por donde llegaste; no te quiero en este lugar. —Recordó que Jimin dijo: "Ese hijo de puta no se quedará tranquilo hasta verte en el piso, no te dejes humillar", "¿y si me golpea, si me expulsa?", "Bueno, si lo hace, recuerda que el único que puede sacar tu trasero de ese campo es mi esposo".
—¡NO! —Se movió de su lugar lo más lejos que pudo del azabache, y respirando agitado lo encaró.
—¿Cómo dijiste?
—Dije que no, Jeon; estoy aquí por mí, porque yo quiero ser Marín; si no te gusta, es momento de que el que vaya a tomar sus putas cosas seas tú. —De más está decir que sus pies temblaron como fideos; llevarle la contra a ese hombre exponencialmente más grande que él era lo más estúpido que había hecho; aun así, no se dejaría doblegar; no se dejaría mandar, no haría lo que Jeon pidiera; realmente no lo haría jamás.
—Intenta decir eso nuevamente en mi cara, Kim... —Y por la mierda que Kim lo haría, oh, sí que lo haría.
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—Dije que si no te gusta, tomes tus putas cosas y... —Un golpe en la nuca; eso sintió después del aventón con una mano que le dio Jeon. Abrió los ojos enfocando a su agresor, que lo tomó del pelo y lo arrastró hasta las regaderas; lo soltó en el frío piso y escuchó cómo abría las cajoneras de metal revisando, después de eso silencio. Tae apenas se impulsaba para levantarse cuando la pesada bota de Jeon golpeó su espalda, haciendo que su cuerpo volviera al piso.
—¿Sabes lo que les pasa a los niños bocones como tú en este lugar? —le dijo, jalando sus brazos a la espalda y quitándose la corbata negra; ató sus muñecas en un perfecto nudo que, por más forcejeos que hizo, no pudo soltar.
—Suéltame, Jeon, ¿estás loco? ¡Suéltame ahora mismo! ¡Ya no soy un niño, suéltame!
—¿No eres un niño? —Una risa burlona se escuchó en su oído; lo siguiente, por mucho, fue lo que le hizo temblar de miedo. —A mí me pareces más un marica que quiere que le enseñen a ser hombre.
Abrió la regadera y quitó la misma del tubo, dejando que el agua cayera en chorro directo. En poco tiempo, Tae ya estaba completamente mojado, moviéndose para poder quitarse del chorro de agua. Tosió un poco por lo fría que estaba; era mediados de enero, el invierno no había pasado, por lo que el agua era por mucho unos grados menos.
