28. mañanas frías con té caliente

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“Creo haberte pedido que esperaras, hermano.” entre la bruma que Takemichi sentía, con sus rizos siendo tomados con aún más fuerza apenas y pudo entender qué estaba pasando. Principalmente por el hecho de que una sola persona llamaría de aquel modo al tipo al que le estaba comiendo la polla.

Muchos podrían llamarlo guarro, pero la verdad sea dicha: muy pocos tendrían la valentía y el temple para resistirse a los encantos del mayor, y entre esos pocos ni Aka-chan ni él estaban incluidos.

Por unos momentos sintió las manos de su novio alejarse y dejar de apretar. Soltó un suave quejido y al momento Akashi volvió a su trabajo. Rannie se rió antes de contestarle, seguía hincado en medio de la amplia cama. “Rinrin, créeme, no tendrías el corazón de hacer esperar a ésta carita bonita.” dicho ésto, sacó su lengua perforada y apretó la mejilla llena del azabache. “Es una delicia.”

La puerta volvió a bloquearse. Cuando llegaron rápidamente supieron que era la única habitación que tenía más de una pared aislada e insonorizada. Nadie se quejó de ello (no querían escuchar las asquerosidades que ese par hacía en soledad). Aún así la pared con ventana que daba al exterior no estaba terminada, como la gran mayoría de la cabaña. Poco a poco iban a tener que acostumbrarse a oír el breve murmullo por las noches.

Sanzu parecía haberse dopado. ¡Hacía mucho que no estaba con ese par!, desde que conoció a su novio de hecho. Apretó con suavidad los muslos de Takemichi. Sus cicatrices eran bonitas, aunque el hecho de que ellas significaran y recordaran lo patético e inútil que se volvió cuando Takemichi más lo necesitó, lo opacaba.

Rindō estaba prácticamente desnudo, se dejó apenas las calcetas y la camiseta blanca manga larga. Ran hizo algún comentario estúpido sobre ello.

Todo lo demás estaba tirado en el piso de la habitación. “Invita.” fue lo único que murmuró antes de inclinarse sobre el Cheff y besar a su hermano, aún así no perdió la oportunidad de manosear por encima el cuerpo esponjoso y tibio del menor. Incluso jaló un poco de sus rizos, imitando a su hermano.

El azabache se atragantó con el pene de Ran hasta la garganta y los ojos bien abiertos. Aquello era erótico y morboso a un nivel que Takemichi jamás pensó en siquiera pensar, mucho menos ver o ser parte. Sanzu sonrió extasiado al darse cuenta de qué ocasionó el sonido ahogado en Takemichi.

Y eso que apenas iban empezando. “Oh, Takemichi. Estás siendo aún mejor que en mis fantasías. Eres muy bonito.”

Takemichi se sintió apretar alrededor de la lengua de su novio. ¡Ser halagado por hombres tan apuestos era...otra cosa! Con una última metida de lengua, Akashi decidió que era un buen momento para incluir un par de dedos.

Desde que habían empezado a tener relaciones sexuales, Takemichi cuidó aún más su dieta, pues si su colon se irritaba o algo por el estilo, al momento de la penetración sólo le dolería por mucho que se tocara su próstata. (Las duchas anales eran muy incómodas, tres veces por semana estaba bien).

Con cuidado se sacó el pedazo de carne de la boca, tuvo miedo de morderlo por accidente. Takemichi escondió su cara sudada y llorosa en las piernas medio abiertas de Ran. “Uh, Takemichi, realmente no soy fanático de los besos negros.” entre el placer, el Cheff pudo conseguir soltar una tenue risita antes de morder el interior del muslo fuerte y con algunos lunares. “¡Auch!”

Rindō apenas prestó atención a los quejidos de su hermano, se había levantado de la amplia cama para dirigirse hacia un cajón bajo del ropero. Una cajita lujosa y pequeña fue lo que sacó. Notó que en la cama (y en Takemichi) ya había lubricante, por lo que únicamente tomó dos pequeñas y alargadas piezas.

cherry cream || allxtakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora