7. unas caracolas de mar, venid a tomar el sol

4.9K 692 59
                                    

Takemichi iba con demasiado entusiasmo caminado alegre por la playa. Había conseguido un empleo que, a su vista, le ayudaría enormemente a ampliar su negocio. Trabajaría un tiempo de planta, ahorraría todo el dinero e invertiría para comprar un nuevo local en una zona más céntrica.

Era un buen plan de negocios, mientras tanto, dejaría encargado de la panadería a su mano derecha, quien fue una excelente ayuda,  las recetas estaban en un recetario que él mismo había hecho y tenía ya todo bien asegurado para evitar imprevistos con su abogado.

Había arreglado absolutamente todo. Ahora sólo iría a trabajar por algún tiempo a la casa del gran jefe a hacerle de comer, ganaría mucho dinero y podría prosperar más.

Estaba muy feliz, su amistad genuina con Akashi había resultado muy productiva.

Takemichi creía haber encontrado el secreto para no mendigar, no pasar por problemas económicos y, sobre todo, ser feliz: no tener hijos.

Y es que, para él, tal vez lo único bueno que hizo en toda su vida fue no hacer más niños de los que había regados por el mundo cuando él mismo no podía cuidarse y mantenerse por sí mismo.

Así que ya se la saben chavos, si quieren tener dinero, no tengan hijos. Es mejor no ser padre, que ser un mal padre.

(Sex education era su safe place)

Huevos, su gato, iría con él. Primero pensó que al gran jefe le molestaría, sin embargo cuando se lo comentó, el señor Mikey-san le dijo un simple «okey, Takemitchy.»

Iba en su cajita de transporte, era un gato tranquilo, se adaptaba muy bien a nuevos escenarios. Un excelente gato doméstico. La arena del mar siempre lo tranquilizó, así que aquel pequeño camino que casualmente pasaba por la orilla de la playa, lo hizo descalzo.

Akashi le preguntó si deseaba que fuese por él, pero al final le pidió que lo recogiera a la salida de la playa, pues el camino de ahí a la muy escondida casona era amplio. Quería pasar un tiempo a solas, igual solo sería una mochila con ropa, sus electrónicos indispensables y su gato.

El pelirosa —sorprendiendo a Takemichi— aceptó sin mayores berrinches como solía hacer.

Así que ahí estaba Takemichi, sentado en la banqueta mientras le hacía ruiditos tranquilizantes a su gato. Huevos había sido castrado hace un par de meses, aunque nunca lo notó, siempre fue un gato asexual, flojo y poco productivo que comía mucho y hacía poco, aunque era muy cariñoso por lo que compensaba aquella apática actitud.

Un auto polarizado se parqueó frente a él, se levantó con ligereza, listo para saludar a Akashi.

La ventana se bajó y de ahí una voz gruesa lo llamó.

“¿Hanagaki Takemitchy?” Un hombre grande. Muuuuuy grande por lo que se podía ver entre el vidrio y la cabeza algo asomada.

“Takemichi, Señor. Y sí.”

“Mmh. Bien. Sube.”

Con esfuerzo Takemichi subió sus pertenencias a la parte trasera mientras el hombre observaba aburrido. Finalmente y con su gato bien seguro, rodeó la parte trasera del auto y se subió en el copiloto. Atrás iba demasiado lleno.

“¿Aka-chan no pudo venir?, ¿Está bien?” Estaba algo preocupado, sin embargo pudo haber ocurrido algo tan simple como que el trabajo se le juntó o algo así.

¿Quién?” Ah.

“S-Sanzu, ¿Sanzu está bien?” Aunque el mayor le había pedido no llamarlo así, no podría no hacerlo ahora que viviría con personas que lo llamaban de ése modo.

Ah. Sí, supongo.” Era una persona de pocas palabras al parecer.

Estaba un poco nervioso. Sacó su iPad donde se entretuvo revisando el menú de las primeras dos semanas que elaboró como base y borrador para su primer trabajo de planta. Estaba sumamente emocionado.

Le darían una paga demasiado buena por hacer lo que más amaba después de su gato: cocinar.

Sin darse cuenta estuvo dando saltitos en el asiento junto a ruidos que para su acompañante supusieron una molestia.

“¿Falta mucho... Eh, ¿Cómo se llama?”  era un poco vergonzoso que apenas en aquel momento Takemichi preguntara el nombre de quién tan amablemente lo había traído a su nuevo empleo.

“Dime Mocchi. Todos lo hacen.” Vaya, un nombre adorable para alguien tan fuerte.

“Perfecto, Mocchi-san. ¿Falta mucho?” ahora estaba sentado en forma de indio sobre el asiento, se habia quitado los tenis quedando en calcetas cortas. Agradecía que no le apestaran las patas.

“No.”

“Okey, okey. Mocchi-san, ¿Tiene alguna comida favorita? Estoy preparando el menú y me gustaría mucho su opinión.” Los ojitos saltones de Takemichi brillaban emocionados.

“Tú trabajo será cocinarle únicamente al jefe, no a... A los demás.” El azabache de rulos lo veía confundido. ¿Por qué le pagarían tanto dinero por sólo cocinar para una persona?

“Eh, Mocchi-san, ¿Estás seguro?  Es un sueldo grande para que sólo cocine para una persona.”

El mastodonte alejó la vista del camino con ojos críticos, aunque muy relajados.

“No estarás cocinando para cualquier persona, estarás cocinando para el jefe. Por ello se te está pagando tan bien.” Bueno, dinero es dinero y Takemichi no pelearía por trabajar poco y cobrar bien, no señor.

“Oh, okey.”


cherry cream || allxtakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora