En lo profundo del bosque.

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Sus ojos permanecían abiertos en dirección al cielo de la habitación y habían perdido aquella mirada penetrante. La vida del hombre que tanto amaba se había extinguido en fracción de segundos, encontrando la muerte, irónicamente, en aquel lecho que hacía minutos atrás estaba lleno de pasión y éxtasis. La cabeza de la joven caía hacia atrás y sus ojos chocaban con el cielo de la habitación, el que presentaba rastros de salpicadura de la sangre de su amado. Y solo en ese momento, su garganta se abría, dejándola lanzar un grito desgarrador.

De un brinco se sentaba en la cama tocándose el pecho agitado y observando el lugar en todas direcciones. No tenía noción de tiempo ni espacio dada la penumbra de la habitación, y apenas lograba distinguir la tenue luz del reloj despertador sobre el velador. Eran las 05:20 de la madrugada. Con miedo extendía la mano hacia un costado, palpando sobre las ropas de la cama.

—Solo fue una pesadilla Amelia, solo una pesadilla. —Se decía a sí misma tras notar que se encontraba completamente sola mientras pasaba sus manos por su cabello, sintiendo el temblor de su cuerpo por lo vivido— ¿Qué fue lo que pasó?

Pronto su despertador sonaría, por lo que, ya despierta y aterrada aún, bajó de la cama y se fue directo al baño para darse una necesaria ducha, pues su cuerpo así lo pedía para reaccionar del todo. Debía llegar temprano a la jefatura y recoger los resultados de los exámenes dactilares que el teniente esperaba y entregárselos. Pero, ¿con qué cara lo vería a los ojos después de lo que había soñado?

Para bien o para mal, al llegar con los resultados de los exámenes a la oficina del teniente, se encontraba solo con los jóvenes sargentos, lo que le daba un cierto respiro, pues por mucho que cada día quisiera ver al hombre que tanto amaba, aquella mañana en especial, no quería topárselo, no tras aquel dichoso sueño junto a él. Sin embargo, el vuelco al final era lo que más le llamaba la atención. ¿Acaso era una especie de premonición?

Y aunque no era la primera vez que tenía la dicha de soñar con él, sí era la primera en que el sueño llegaba más lejos de lo habitual y experimentaba el sexo junto a aquel hombre, sintiéndolo tan real como si en verdad lo hubiese vivido. Inclusive preguntándose durante esa mañana si lo que había vivido en aquel sueño lograría vivirlo en carne propia, en la realidad de su vida. Tras entregarles la carpeta con los resultados a los jóvenes agentes, abandonaba el lugar con prisa.

Solo unos minutos después, aparecería en la oficina el teniente, quien con extrañeza observaba las caras largas de sus subalternos. Para él, aquello era un indicio de que algo malo había ocurrido en su ausencia. En silencio se acercó a la cafetera por un café, no sin antes notar desde lejos sobre el escritorio la carpeta entregada por Amelia, sentándose luego en su silla y observando con mirada penetrante a los jóvenes sargentos.

—¿Se quedarán todo el día ahí sin decirme nada? —Ponía sobre el escritorio su taza de café.

—Las huellas dactilares de los jóvenes Marmolejo no coinciden con la mordedura en el cuerpo del joven Mamani, no tenemos nada. —Con desazón le revelaba la mala noticia el sargento.

—¡Por la mierda, acaso esto se puede poner peor! —Refunfuñaba el teniente— No hay de otra, hay que volver a las calles.

—¿Pero adonde señor?

—Al bosque cercano a la granja de los Marmolejo mi amigo. Ahí encontraremos respuestas.

—¿Piensa seguir un fantasma teniente?

—¡No sea baboso sargento, iremos donde encontré aquellas marcas en la corteza del árbol. No tengo la menor duda que fueron hechas con el arma homicida utilizada para dar muerte a nuestras víctimas.

—Pueden haber rastros de sangre aún en el tronco. —Leticia pensaba en voz alta mientras observaba detenidamente las fotografías tomadas por el teniente, y las fotografías de las víctimas en la pizarra— Lo que nos podría dar un indicio del posible lugar donde se oculta nuestro asesino, y de paso corroborar tu tesis señor.

El Carnicero del Zodiaco (EN EDICIÓN Y DESARROLLO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora