deseo

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NOTA DE AUTOR: Advertencia este capítulo contiene contenido para mayores de 18 años, si eres menor de edad por favor no lo leas.

König entró después que tú a casa, dejaste tus llaves y abrigo en la entrada, ambos quedaron viéndose algo nerviosos.

― ¿quieres un café?, iré a calentar el agua...― dijiste con una risa nerviosa.

Cuando le diste la espalda para ir a la cocina König tomo tu mano y te acerco a él, dejó su cabeza apoyada en tu hombro, deseaba tanto el poder tocarte pero no quería presionarte a hacer nada que tú no quisieras así que iría lento, apenas le dijeras que se detuviera él lo haría de inmediato. Podías sentir su respiración pesada algo lenta, iba acercándose a tu cuello poco a poco y comenzó a dejar un camino de pequeños besos hasta él.

―König...― su nombre salió de tu boca casi como un gemido e inclinaste tu cabeza en dirección contraria para darle más espacio a sus labios para que ellos pudieran besarte libremente.

Las manos de König se deslizaron lentamente por tu espalda acariciándola, mientras unían sus labios una vez más. Entrelazaste tus bazos en su cuello cuando sentiste como König sin ningún tipo de esfuerzo te levanto dejándote a su altura, instintivamente tus piernas ahora se aferraban a sus caderas para evitar caer.

―Podemos tomar un café después―

König comenzó a caminar en dirección a tu habitación, solo asentiste, mientras dejabas tu rostro ahora en su cuello estabas muy avergonzada para hablar ambos sabían que es lo que iba pasar y el único testigo de esto serian las paredes de esa habitación.

Cuando llegaron König te dejo suavemente en el piso, le diste la espalda y tomaste todo tu cabello acomodándolo hacia un lado dejando ver el gancho del cierre

― ¿me ayudas con esto cariño? ―

König se acercó, obviamente no iba a quitar de inmediato el vestido, desde el primer momento en el que te vio en el, imagino las muchas maneras en las cuales podía quitártelo, puso sus manos en tus muslos y comenzó a deslizarlo hacia arriba, sentías como sus pulgares rozaban tu zona más íntima, dejaste caer tu cabeza hacia atrás tal y como él quería.

― ¿desde cuándo? ―

―Desde que salimos del restaurant―

Su pregunta hacía referencia a desde que momento comenzaste a humedecer tu ropa interior dejándola casi empapada. Al rozar con sus dedos pudo sentir de inmediato la humedad que había en ti.

―sácalo ya König... b...bitte (por favor) ―

De todas las maneras en las que podías seducir a König elegiste la más peligrosa, rogarle en su idioma fue algo que hizo que König no pudiera contenerse más, su deseo creció de una manera catastrófica, su entrepierna apretaba y dolía, necesitaba dejarlo salir.

Tu vestido cayo por completo al piso y König te recostó en la cama, viste como quitaba su camisa dejando ver todo lo que había debajo. Nunca habías visto un hombre tan tonificado, cada musculo dejaba un delineado en su piel y cada vez que se movía podías ver como se asomaban músculos que ni siquiera sabias que estaban ahí.

― ¿puedo tocarte? ―

―Liebling tú puedes hacer lo que quieras conmigo―

Si ya a simple vista imaginabas que su cuerpo era firme pudiste comprobarlo cuando llevaste tu mano hacia su torso, el sabor de su piel era dulce y cada vez que besabas o mordías parte de su piel König se retorcía dejando escapar suspiros acompañados de gemidos.

Tus dedos se deslizaron hasta su cinturón cuando lograste quitar sus pantalones sentiste como tu garganta trago la saliva que acumulaba tu boca, era grande, muy grande ¿acaso esto era algo normal? ¿Cómo podría siquiera caer eso en ti?

König tomo tu barbilla elevando tu cabeza hacia su rostro.

―Liebling, déjame probarte primero―

Asentiste y dejaste caer tu cuerpo hacia atrás, aun traías tu ropa interior puesta König tomo primero los tirantes de tu bralette bajándolos desde tus hombros hasta tu brazos luego deslizo la tela dejando completamente a la vista tus senos los cuales fueron cubiertos instantáneamente por sus grandes manos, sentías como sus dedos jugaban con tu pezones mientras su cuerpo se inclinó hacia abajo.

En el momento que sentiste su boca allí abajo tus piernas comenzaron a temblar, era jodidamente bueno besándote, por cada lugar que deslizaba su lengua sentías placer, llevaste tu antebrazo a tu boca para tener algo que morder pues tus gemidos eran demasiado vergonzosos para ti, König al ver esto tomo tus manos dejándolas presionadas contra las sabanas.

―Eres deliciosa... solo déjame escucharte―

Ni siquiera separó su boca de tu piel para decirlo, la vibración de su voz choco contra ti y entre cada oración deslizo su lengua contra ti, fue algo realmente difícil de manejar y no pudiste evitar llegar a tu punto máximo, elevaste tus caderas y solo lo dejaste salir dejando la boca de König hecha un desastre.

König no te dio tiempo para analizar lo que habías vivido cuando sentiste como sus dedos entraban en ti acariciando cada rincón donde podía llegar, estando dentro sentías como sus dedos se doblaban y se separaban entre sí.

König quería dilatarte para que pudieras recibirlo sin dolor, él era consciente de su tamaño y no iba a permitir lastimarte, cuando sintió que estabas lista viste como llevo sus dedos a su boca, limpiando todo el líquido que había en ellos, mientras que con la otra mano quitaba su máscara dejándote ver por primera vez su rostro.

―König... ― su acción te dejo sin palabras, debido a la oscuridad y el placer no podías concentrarte en mirar bien su rostro.

Sentiste como König deslizaba su miembro, de arriba abajo como si intentara buscar la entrada, de él salían gemidos que ni siquiera sabía que podía hacerlos, estaba totalmente inmerso y concentrado en lo que hacía, comenzó a embestirte lento, mientras tu cuerpo se acostumbraba a su tamaño, mientras con una mano acariciaba tus pechos con la otra tocaba tu punto más sensible.

El placer que König te estaba entregando era extremadamente gigante, tu cuerpo sudaba por todos lados, tus piernas ya no tenían fuerzas, tu cabello estaba completamente desordenado y podías sentir como algunas lágrimas caían de tus ojos, jamás imaginaste que alguien podía llorar de placer, te sentías realmente en el cielo, tu mente estaba en blanco no eras capaz de pensar en nada más.

El vaivén de König cada vez se hacía más rápido, estabas completamente entregada a lo que el hiciera, escuchar como König gemía era algo jodidamente caliente, cuando finalmente pudo entrar por completo en tí fue cuando marcó el verdadero comienzo de sus embestidas.

La habitación estaba sumergida en los sonidos obscenos de sus pieles chocar y la combinación de los gemidos de ambos era algo que excitaría a cualquiera que fuese testigo de tal erótica escena.

Perdiste totalmente la persepcion del tiempo, no sabias bien cuantas horas habian pasado desde que llegaron a casa, solo podias sentir tu cuerpo agotado y humedo, podias sentir un pequeño ardor en tu cuerpo debido a las pequeñas marcas que habia dejado König, aunque tu no te habias quedado atras marcando tambien parte de su pecho cuando tuviste la oportunidad.

Finalmente ambos estaban satisfechos, el sol de un nuevo día comenzaba a salir, podías sentir como König con delicadeza te limpiaba con una toalla limpia, los rayos del sol que entraban por un espacio que no cubría la cortina iluminaban su rostro, podías ver finalmente esa linda sonrisa.

König se acostó a tu lado y te cubrió con las mantas, dejando un suave beso en tu frente.

―Mein Leben, buenas noches― 

Pretty Eyes [König]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora