Un poco mas sobre nosotros

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La idea de estar con König se hacía cada vez más presente en tu cabeza. Pensabas en lo lindo que era contigo, cada tarde esperabas ansiosa su llegada, siempre se quedaban charlando por horas conociéndose cada vez más, viendo alguna película o simplemente se quedaban abrazados mirándose, a König le gustaba mucho acariciar tu rostro mientras tú descansabas tu cabeza en sus piernas.

Te gustaba mucho verlo leer, ver sus largas pestañas moviéndose debido al parpadeo y como de vez en cuando te miraba de reojo dejando ver como sus ojos se achinaban demostrándote su sonrisa.

Hasta ahora no habías tenido la necesidad de pedirle ver su rostro, para tí no era necesario pedirle u obligarlo a hacerlo y esperarías pacientemente a que él decidiera cuándo y cómo hacerlo.

Durante una de sus conversaciones te contó que no se sentía cómodo con su rostro, desde pequeño sufrió abusos por parte de sus compañeros de colegio quienes lo molestaban por ser más alto que los demás y por usar su cabello largo le decían que era una niña, además de ser muy tímido solía aislarse o simplemente lo excluían.

También te contó que le diagnosticaron ansiedad generalizada y cuando cumplió la edad adecuada para entrar al ejercito descubrió que podía portar esa mascara de francotirador. Le entregaba calma saber que podía ocultar sus expresiones, sentimientos y la ansiedad que le causaban la mayoría de las cosas.

En un principio le costó ser francotirador, lo rechazaron muchas veces por no poder permanecer quieto en un lugar apuntando al enemigo, además de que la altura sobrepasaba lo permitido dentro de los requisitos.

Cuando conoció a Price apenas era un aprendiz, pero Price vió potencial en él, decidió unirlo a su equipo a pesar de ser un novato decidiendo enséñale todo lo que sabía.

Con el tiempo no solo cubría lo antes mencionado, ahora se le sumaban diversas cicatrices debido a un combate cuerpo a cuerpo que tuvo con el enemigo dejándolo al borde de la muerte. Durante esa batalla, él solo habría logrado liberar más de 100 rehenes de un edificio.

Comprendías que él tenía sus razones y es por eso que respetabas su decisión, además no necesitabas ver su rostro para comprobar que él te gustaba.

Ese día König había llegado más temprano de lo común, no había tenido un buen día y apenas terminó sus actividades y entrenamiento fue directo hacia a tí.

Después de cenar algo delicioso le pediste a König acompañarte a la habitación pues ambos estaban aparentemente cansados, estaban disfrutando de la compañía del otro mientras charlaban recostados en la habitación.

― ¿Liebling? ―

―Dime, grandulón―

―Yo... estaba pensando, bueno más bien quería... Lo que quería decirte, solo si quieres, si no quieres yo... yo entendería―

Te causaba tanta ternura ver ese lado de König, cuando su boca iba más rápido que su mente y hablaba de manera enredada y veloz.

―Solo dime, sea lo que sea te aseguro que querré hacerlo―

― ¡¿enserio?! Bueno es que yo... pensaba invitarte a salir. A...a una cita―

― ¿una cita? Rápidamente te sentaste de piernas cruzadas quedando justo frente a él. ― ¡Claro! Me encantaría König―

Tu sonrisa era lo más radiante que había en la habitación, König ante tal hermosa vista te abrazó inmediatamente, literalmente había estado pensando todo el tiempo en cómo decirlo a pesar de que lo practicó mucho con Soap, quién lo ayudó fingiendo ser tú y König practicaba sus palabras.

―Cuando regrese de mi próxima misión iremos ¿sí? ―

―Claro que sí, estaré esperándote König―

Pretty Eyes [König]Where stories live. Discover now