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- Yo creo que deberíamos llamar al 911

Yang-Mi rodó los ojos frustrada.

- el 911 es para emergencias Jungwon - dijo regañando a su hermano menor- para asesinatos y esas cosas- agregó haciendo que el menor abriera los ojos asustado.

- ¿Y entonces que hacemos?- preguntó preocupado.

La niña tomó su mano y lo arrastró de vuelta a la habitación que ambos compartían. Habían estado espiando a su papá por varios minutos.

De nuevo dentro de la habitación se sentaron en la cama a pensar.

- está muy raro, nunca lo ví así antes- comentó el pequeño pelinegro- esta mañana quemó las tostadas... A papá nunca se le queman las tostadas- dijo como si fuera lo más grave del mundo.

- si está raro- confirmó ella - creo que está triste... Anoche bajé a tomar agua y lo cruce en la cocina, cuando me vio intentó disimular y se limpió los ojos rápido pero me pareció ver qué estaba llorando.

- no quiero que papá llore- dijo el menor aguantando sus propias lágrimas.

- tenemos que hacer algo Jungwonnie... Necesitamos ayuda externa para esta situación - explicó la niña.

Ella era la mayor y era su deber.

Tenía casi 12 años, era prácticamente una adolescente así que podía tomar decisiones drásticas. Al menos así lo veian ellos.

****

- papá... Papá... ¡Papá!

Gritaron al unísono haciendo saltar al pelinegro en su lugar.

- ¡Dios santo! ¡Me van a matar de un infarto!- exclamó con el corazón latiendo fuerte en el pecho.

- tu teléfono está sonando desde hace rato - Yang-Mi dijo acercándole el aparato.

- oh... Lo siento estaba distraído - respondió el pelinegro algo apenado tomando el teléfono rápidamente para atender.

Había estado perdido dentro de su cabeza, pensando y pensando sin parar.

Últimamente no podía dejar de hacerlo.
No podía dejar de recordar todo lo que había vivido, todas las promesas que había hecho y jamás pudo cumplir.

Jimin había revuelto todo solo con su presencia.

Él siempre daba vuelta su mundo, lo había hecho al conocerlo, despertando sentimientos y deseos que jamás supo que podía tener hacia otro hombre.

Luego de nuevo al irse, al dejarlo solo y con el corazón hecho trizas...

Y ahora otra vez al regresar así de repente y diciéndole que no tenían nada de que hablar.

¿Es que acaso todo lo que vivieron juntos no había significado nada para Jimin?

No había podido ni siquiera despedirse de él, no se lo había permitido en aquel entonces.

Jungkook recordaba esa noche como si hubiese sido ayer.

Había estado golpeando la puerta del departamento durante horas, la llave que solía tener de allí ya no servía y el rubio jamás abrió.

Le rogó que no se vaya, le dijo que lo necesitaba cerca más que nunca, repitió una y mil veces que lo amaba con todo el corazón... lo hizo todo a través de aquella maldita puerta que los separaba, deseando que Jimin del otro lado escuchara de todas formas.

No recibió ningun tipo de respuesta y lo próximo que supo fue que el rubio se había marchado.

Todos aquellos recuerdos que había intentado enterrar ahora giraban libres por su cabeza, atormentandolo, haciéndolo revivir el dolor como si el tiempo jamás hubiese pasado para ellos.

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