La chica común y el boxeador imponente.

Declan:

Intenta avanzar pero la detengo. Levanta la mirada exponiendo el miedo en sus ojos. Vaya, y yo que sólo quería hacerle una pequeña broma. Esta chica es tan...
- ¿Qué? -susurra temerosa, con todo el autocontrol que puedo reunir evito gritarle.
- Cobarde, como siempre. -ruedo los ojos- ¿Quién es el chico? -ladeo la cabeza señalando la dirección en que se ha ido.
- Mi hermano. -se queda estática cuando le cedo mi chaqueta. Tiembla, no sé si de frío.
- ¿El menor? -quiero saber, me muevo para que pase. Retoma su camino sin detenerse hasta metros más allá, mas sin previo aviso sus pies se detienen y voltea. Parece dudar sobre algo.
- ¿Tienes algo que hacer ahora? -habla medio gritando, está avergonzada. No es necesario acercarme para verla ruborizada. Ya la imagino.
- ¿Por qué? -grito a la par que voy- ¿Me invitas a salir? -bromeo estando a su lado.
- Declan. -su tono es de advertencia, me agrada- ¿Sabes el camino a mi casa? -su mano descansa sobre su brazo y no me dirige la mirada. Sus mejillas rojas son... lindas, creo.
- ¿No se supone que eso debes saberlo tú?
- Es que no presté atención ya que mi hermano me guiaba. -se lamenta, de seguro por tener que pedir mi ayuda.
- No contestaste mi pregunta. -tengo curiosidad, no es algo que se me va fácil.
- Hermano menor. -agarra mi brazo tirando de éste, nuestros cuerpos se separan por escasos centímetros- No se nota por la altura. -se oye la bocina insistente de un auto que circula cerca.
Dos vehículos frenan de pronto, y yo los reconozco muy bien. La única táctica que utilizo para estas situaciones debe ser modificada.
En realidad no quiero meterla en esto pero no tengo opción.
- ¿Los conoces? -ella a tomado su distancia, observándome nerviosa no espero más.
Tomo su mano con la fuerza necesaria para que no se suelte de primera y empiezo a correr.