Carta a Lucifer XXXV

3.1K 352 38
                                    

Despreciable Lucifer:

Cuando hay un infierno de sufrimiento eterno, el aburrimiento es un crimen. Exhale con astio, lo mejor que se me podia ocurrir ahora, era dar un paseo por el jardin. Estirar las piernas, mantener una conversación superficial con algun guardia a invadir la cosina del palacio.

O solo mirar con aburrimiento a algun punto muerto en la pared de la habitación, lo mas alegre en la pieza en esos momentos. Era la pareja de canarios que cantaban y saltaban de un lado a otro dentro de su jaula. Charlotte los dejo como un regaló luego de su mas reciente visita al palacio.

Tenían una vida bastante tranquila, su trinar en las mañanas y a todas horas, juntarse calientitos por la noche al calor de la chimenea. Y yo me encargaba de alimentarlos lo suficiente.

Y a pesar de todo, miraban la ventana con deseos de salir volando, lejos de la jaula. Del palacio y yo puedo entender ese sentimiento, yo también anhelaba salir de esta situación. Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión.

Mi humor estaba a un paso de cometer una masacre.

Tenía al menos una docena de diablillos siguiéndome a cada paso que daba, todos ellos con el unico propósito de cuidar que no sufriera de algun accidente durante el recorrido por el jardín, a la mas mínima señal de cansancio, si no había un banco cerca. Se ofrecían como uno, lo veia repugnante a niveles insostenibles. En algun momento del recorrido, me quede sentado tranquilamente en una banca.

Lo mas alejado de la docena de acosadores que me asignaste, con extremo cuidado de no ser visto. Entre al palacio, al paso mas rápido que ocho meses de embarazo me lo permitian.

Me encerré en la habitación de nuevo y sin mas preámbulo, me acosté con el único propósito de dormir. Los dias pasaban tan rapido, mi vientre era cada vez mas grande, mudando de ropa tan constantemente que el modista real tuvo que ocupar una habitación en el palacio.

Las visitas del medico dejaron de ser constantes, pero eso no significaba que estuviera bien. Aun lo veia rondar en el palacio, era consiente de que el parto estaba a la vuelta de la esquina. Llevé la mano a mi vientre y pensar que en unas semanas, el infierno conocería a su unico futuro gobernante.

Necesitaba tiempo y tiempo es precisamente lo que se me estaba acabando. Ya no habia marcha atrás.

Esa misma noche tenias una reunión importante, aprovechando que el té irremediablemente me haria dormir, confiaste plenamente que no podría irrumpir en eso.

¡Ja!.

Un pequeño truco óptico y una buena actuación de yo dormido. No levantaron tus alarmas, pasaste de largo. Dejando un beso en mís sienes.

Espere el tiempo suficiente, contando segundo a segundo. Me levanté y sin hacer el más mínimo ruido, me escurri siguiloso por los extensos pasillos del palacio, guiado por las difuminadas sombras en la obscuridad. Me quede a escuchar lo que sucedia dentro de la sala de reuniones, sin delatar mi presencia intrusa.

Con escasa vision por la puerta entre abierta y eché un vistazo rapido a los costados del pasillo, no habia ni un solo ser demoniaco cerca. Agachado a duras penas, apoyé mi cabeza contra la pared para oír. Escuché a Mimzy, junto a ella una voz masculina. La decisión marcada en su tono, aún siendo suave. Y luego estaba tú voz.

¿Mimzy que hace aquí?

¿Que es lo que escondes, Lucifer?

-Alastor T.R.D-

• • •

•Notas del autor, que ahora si no se tardó en re-escribir el capitulo:

•Corto, precisó y necesario. Punto, ahora si, entramos oficialmente a la recta final.

•Ahora, gracias por todo el apoyo recibido. Eso me da motivación a traer más escritos, como el que deje a la mitad porque es mi deber publicar una carta al dia, como ya le agarre costumbre. Y continuar con la re-escritura de este fanfic.

•Cuidense, no olviden tomar awita chao..

Atte: Mr. Radio Demon

Cartas a LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora