Carta a Lucifer XXIX

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Estimado Lucifer:

A este punto estaba acorralado, estando encerrado en la habitación llorando, sentir la impotencia de ser presa fácil. Estaba cansado de llorar, pero la sensibilidad de mi embarazo solo me orillaba a llorar.

Recuerdo tallar mi rostro múltiples veces, aún insistas en no traspasar la puerta. Pese a que tú rabia de desbordaba y yo no abriría la puerta, de haber pensado mejor las cosas. Hubiera corrido por Rossie, saber si aún tenía salvación. Salvación, una palabra ahora tan lejana ahora.

Te escuché pronunciar mi nombre múltiples veces, llamándome. Cuando callaste la casona se sumió en un silencio sepulcral. Te escuché romper la manija de la puerta.

Solo pude retroceder y pegar mi espalda a la pared, sin mi cetro a la mano, barri la habitación con la mirada. Un intento desesperado de encontrar algo útil o escapar sin salir herido. Volviste a gritarme, mi nombre como veneno en tus labios.

En un desesperado intento de escape, me abalanze a la ventana. Tarde fué, ya me tenías sujeto firmemente del brazo, el terror corrió por mi cuerpo. Invadiendo mis extremidades, casi paralizado.

Me sacudí preso ahora del pánico, quería soltarme de tu agarré férreo como la mordida de una serpiente. Mi fuerza no fue nada a comparación de la tuya, me arrastraste hasta la puerta. Giré para tenerte de frente y golpearte, grande fue mí sorpresa al verte.

Tu expresión deformada por el exceso de dientes en tu boca, ojos de vacío profundo en un mar rojo. Sin contar los cuernos que salían de tu frente y una lengua bífida.

Volver a verte a los ojos ahora, ojos que antes clamaban amor. Ahora solo podía encontrar irá y despreció. Me tiré hacía atrás al no encontrar otro método para sacarme, suplique que me soltarás. No lo hiciste, en cambio con fuerza me obligaste a pararme recto, fácilmente giraste dejándome de espalda a la puerta.

En un descuido tuyo, logré soltarme de tu agarré. Y sin darme cuenta ya estaba en el suelo, me arrastre hacía atrás. Sentia la cara arder, me habías golpeado. Lleve la mano al rostro, tenía roto el labio, sangrando. Ni siquiera levanté la vista, solo me quedé ahí. Mire el extenso pasillo con intenciones de levantarme y correr.

Fuiste más rápido y me tomaste de los pies, arrastrandome por completo fuera de la habitación. Patalee en respuesta, instintivamente lleve una mano por debajo de mi vientre. La otra la aferre al marco de la puerta, clavando mis garras.

Me miraste por un instante a los ojos, luego bajaste la mirada a ese punto específico donde mi mano yacia, en un intento de protección al bebé en mí vientre. No recuerdo si hubo en tus ojos compasión, pero si la hubo. Cómo llego se fue. Por un momento tuve la certeza de tu línea de pensamiento y aproveché tu descuido para patearte a la cara.

Me levanté y corrí directamente hacía las escaleras principales, con segundos de ventaja antes de escuchar tus apresurados pasos en mi dirección. Lograste alcanzarme, peleamos a las orillas de la escalera. No podía sacarte de encima, me tenías contra la pared.

Me aferré al barandal de las escaleras, estaba perdiendo el equilibrio ante tu fuerza. No supe que fue lo que sucedió, todo paso en segundos. Un gruñido se abrió paso entre nuestra pelea y luego estabas tirado en el suelo con el sabueso aferrado a tu brazo.

Apenas pude bajar las escaleras, no podía salir por la puerta principal. No si es que realmente quería escapar de ti, sabia que habia algún guardia en la entrada. Aun podia salir por la puerta del cobertizo.

El esfuerzo ardía en los músculos, no podía correr tan rápido, no sabía si todavía peleabas contra el sabueso. Esperaba que el can pudiera retenerte lo suficiente, llegué a la cosina. Apenas tomando un cuchillo antes de tenerte de vuelta en contra mío.

Totalmente ensangrentado y la carne colgando de tu brazo destrozado. Mal herido, te lanzaste a mí con intención de golpearme, en defensa use el cuchillo. Enterrarlo en lo más profundo del pecho e intentar cortar lo más que pudiera, líquido negro espeso salió a borbotones.

Te alejaste y un grito doloroso salió de tu boca, reíste en burla y rebanaste tu propia carne antes de sacar por completo el objeto y lanzarlo al suelo lo más lejos de ambos.

Apoyado en la barra de la cosina me quedé, las manos manchadas de lo que probablemente no era sangré. Mí cerebro no podía procesar lo sucedido, paralizado.

Una fuerza invisible rodeo mi cuello, siendo azotado de espalda a la pared. Mi columna ardió del dolor, asentando el dolor el las caderas, mis pies no alcanzaban el suelo.

La fuerza obstruyendo cada vez más la respiración. Patalee un par de veces, intenté alcanzarte. Las lágrimas corriendo por mí rostro, la vista cada vez más borrosa. Manchas negras nebulosas aparecían de a poco confirme la falta de oxígeno. Ya no podía, apenas percibía mi propio cuerpo.

Lo último que recuerdo de esa noche, son tus gritos que ahora eran un sonido de fondo que ya no entendía. Me deje vencer y cerré los ojos.

-Alastor T.R.D-

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•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:

•Hice lo que pude para re-escribir está carta y aún así no me convence. Pero igual, mejor que antes está.

•Es mal momento para dejar otro fanart salvaje? Nah, solo vamos a relajarnos un poquito después de tanta tensión.

•Y bueno, yo me voy retirando. Quiero dormir, no olviden tomar awita, cuidense mucho. Chao.

Atte: Mr. Radio Demon

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