6. Hoy no puedo pero mañana si

En başından başla
                                    

Vero entró en la habitación si se sentó a mi lado.
- ¿Te ha dolido mucho, bichito? - le preguntó en tono cariñoso
- Un poco, pero ya se me está pasando. - le contestó
- No te quejaras hoy. - le dijo
- No, ya veo que no has cumplido tu promesa. - le contestó
- No podía quedarme quieta, y ver como os hacía daño el uno al otro.
- Me alegro de que lo hayas hecho.
- Si yo también Vero. - le dije
- Vaya dos, si es que estáis hecho el uno par el otro.

Ya era la hora de la comida, así que me dispuse a irme a casa.
- Me gustaría quedarme aquí todo el día, pero me tengo que ir a comer. - les dije
- Ok - me dijo Nick sin soltar mi mano.
Me acerqué para darle un pequeño abrazo y un besito.
- Bea, puedes hacerme un favor. - me dijo Nick
- Claro, dime.
- Habla con tu padre, por favor. No puedo soportarlo más.
- Descuida, haré lo que pueda.
- Nick, no puedes pedirle eso. Su padre tendrá que hacer, lo que sea mejor para ti. No puede dejarse influir porque te duela mucho. - le dijo su hermana en tono enérgico.

Nick se quedó muy serio, sabía que tenía razón incluso antes de pedírmelo, pero lo estaba pasando fatal.
- Tu tranquilo, está tarde vengo y estoy contigo.
Vero, me acompaño hasta la puerta, dejando a su hermano solo en la habitación.
- Vero, te has pasado un pelín, no crees. - le dije
- Lo sé, se me ha ido el tono. Pero tiene que acostumbrarse al dolor. A mi me han puesto también inyecciones dolorosas en el pasado y no he necesitado que nadie me cogiera la mano.
- Ya, pero ¡Él es un hombre!
- Eso es verdad. - me dijo con un sonrisita
- Ten paciencia con él. Nos vemos luego.
- Hasta luego, Bea y gracias. Me estaba volviendo loca.

Cuando llegué a casa, me estaban todos esperando para comer.
- ¿Qué tal ha ido? Te veo mejor cara. - me dijo César
- Más o menos.
- ¿Sigue tensa la situación? Bea, tienes que olvidarlo. Nick te quiere eso lo sabes. Él no te ha dicho que no quiera salir contigo, solo que les des un poco de tiempo, para recuperarse.
- Ya lo hemos solucionado. Vero también me ha regañado está mañana.
- ¿Qué te ha regañado, Vero? - dijo Luis
- Si, parece que se lleva eso de defender a los hermanos. - Luis se rió. - Al parecer Nick llevaba toda la mañana llorando, porque pensaba que yo estaba enfadada con él.
- Bea, que te dije ayer, que te tenías que haberte quedado con él, cuando yo me vine, que se quedó muy triste. - me dijo César
- Y que te fueras ayer cuando le puse la inyección. Ya no solo por él, a mi me hubiera venido bien un poco de apoyo. - añadió Luis
- Lo sé. No volverá a pasar.
- Va chicos, no le echéis toda la culpa encima. Es normal que estuviera molesta y por otro lado, Nick tiene que ser consciente de que le hizo daño. - dijo mi padre.
- Gracias. Por cierto, papa. ¿Está tarde vas a ir a verle, no?
- Si, voy a ir a verle, a ver la mejoría y como seguimos con el tratamiento.
- ¿Le vas a mandar más inyecciones?
- ¿Lo está pasando fatal, no?
- Si
- Son muy dolorosas, ya sabía yo que conforme fuera recuperando la sensibilidad, iban a dolerle mucho. Esperemos que ya no sea necesario. Por lo que me ha comentado su padre, ya tiene algo de movilidad en las piernas.
- Si, no tiene mucha fuerza, pero si puede arrastrar las piernas sobre la cama.
- Entonces casi seguro que ya no será necesario, pero no le digáis nada hasta que no le examine. Ahora con ejercicios pasivos, tendrá que ir recuperando la masa muscular.

A las seis, fue mi padre a ver a Nick. César, Luis y yo, nos fuimos detrás de él. Entramos a saludarlo, pero a los cinco minutos mi padre nos echo a todos de la habitación. Se quedó solo con Denis, ya que su madre estaba en el hospital trabajando. La puerta se quedó un poco entreabierta, así que allí estábamos todos escuchando la conversación.
- ¿Qué tal lo llevas? - le preguntó mi padre
- Lo llevo. - le contestó Nick con resignación.
- Me han contado que tienes sensibilidad en la planta del pie.
- Si
- ¿Vamos a verlo? Tápate los ojos y dime ¿por donde te estoy tocando?

Nick fue nombrando ciertas partes de los pies y de las piernas.
- Ok, muy bien, ya te lo puedes destapar. Y ¿de movilidad que tal?
- Un poco.
- ¿Puedes mover las piernas hacia los lados, arrastrando las piernas?
- Si
- ¿y levantarlas?
- Un poco
- ¿Levántalas?
- No puede. - susurro su hermana - porque le habrá dicho que si
- Porque esta asustado y no quiere más inyecciones. - le respondió César
- Lo dices, por experiencia propia. - aprovecho Vero para tirarle una pullita. César también le tiene o le tenía según él, pánico a las agujas.
- Nick, no me mientas. No puedes subirlas ¿Y hacia los lados? - le dijo mi padre. Nick hizo el movimiento - Ok, hacia los lados si. Nick, ¿Qué pasa?
- Nada
- ¿Nick? ¿Estás llorando?
- Mi hermano es un cobardica. - volvió a susurrar Vero.
- Por favor, no me mandes más inyecciones. Por favor, haré lo que me digas, ejercicios, pastillas, lo que quieras, pero inyecciones, no. - dijo Nick
- Nick, tranquilo, no voy a mandarte más inyecciones. Ya has recuperado la sensibilidad que era lo que estábamos buscando. Pero necesito que seas sincero, para poder mandarte los ejercicios oportunos. - le dijo mi padre
- Ok.

Te esperaré al final del camino [Finalizada]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin