Sus palabras removieron algo en el interior el ojiazul, sus labios se separaron y sólo pudo observar al alfa sin más por largos segundos.

Y soltó un poco de aire, tratando de recobrar la compostura—. ¿Y si nunca me doy cuenta?

—La esperanza lo es todo, omega.

Harry le acarició con lentitud la mejilla y volvió a sonreírle. Louis no entendió por qué razón sus piernas temblaron y su mano fue a parar encima de la de Harry cuando hizo amago de alejarse. Se repegó a ella un poco más y cerró los ojos, disfrutando aquella calidez.

Le juraba al cielo que no estaba haciendo eso por voluntad propia. Culpaba al instinto. Y se preguntaba por qué demonios no se detenía. Por qué estaba actuando de aquella manera. Todavía quería apartarse de ese purasangre.

En cambio, Harry siguió sonriendo.

—Ya te darás cuenta. No hay prisa. —murmuró.

Entonces Louis se alejó, con lentitud y sus brillantes ojos puestos en los de Harry. Sentía las mejillas rojas, pero aún así no solto la mano del alfa cuando este la tomó para comenzar a caminar una vez más.

Su omega interior no podía ser más traidor. Louis renegaba. Pero, ¿era de verdad su omega?

[...]

Habían entrado al comedor en silencio, los ojos de Louis todavía entaban puestos en la mano de Harry entrelazada con la suya. Deseaba poder apartarse. No lo hacía. Una vez Harry aflojó su agarre, Louis finalmente le soltó para después levantar la vista y ver el rostro del alfa, este le estaba ofreciendo una silla en el comedor, por lo cual Louis rápidamente se sentó. Harry le dio un suave empujón y después de sentó en el lateral de final del comedor, justo a su lado.

Entonces Louis parpadeó y volteó alrededor por primera vez desde que habían entrado, se había sumido por completo en Harry que quizás hasta se había olvidado de respirar por unos momentos.

Louis observó a sus dos compañeros sentados frente a él, Liam comía animadamente los vegetales en su plato con ojitos brillantes y Michael miraba la comida que parecía intacta en el plato delante suyo con los brazos cruzados. También estaban los otros dos alfas, que comían tranquilamente de su plato con los cubiertos toqueteando el mármol de vez en cuando.

—¿Qué te apetece cenar? —escuchó a Harry preguntar, por lo cual volteó a verlo. El alfa se había aflojado la corbata y se había desabrochado el saco que usaba. —El menú es extenso, y si no hay algo que te guste aquí, podemos pedir que te preparen algo. Lo que sea, ¿qué te gusta?

Louis se quedó en silencio por unos momentos y echó una mirada a todos los platillos preparados que yacían a lo largo de la mesa. Sinceramente todo lucía exquisito, no sabía por dónde empezar. No sabía con exactitud cuánto tenía sin comer alimento y no había reparado en su estómago rugiente hasta ese momento. Pero negó con suavidad, de nuevo, sus mejillas estaban rojas.

Es que no se podía tomar en serio nada de aquello. En un momento había sido secuestrado y al otro estaba teniendo una cena con sus raptores. ¿Es que era así como funcionaba el mundo y él no se había dado cuenta?

Pero Harry todavía le miraba. Con ojos cálidos y una pequeña sonrisa agradable. ¿Realmente Harry era su raptor o había tenido suerte de haber terminado con él? Como habían dicho Liam y Michael, era mejor estar allí. ¿Pero por qué? ¿Qué hubiese pasado si no lo hubiera elegido y se hubiera quedado en aquella tribu endemoniada? ¿O quizás otro purasangre pudo haberle tomado? Otro no tan amable como Harry. Otro purasangre que no fuese Harry.

Parpadeó, cayendo una vez más con que la mirada verdosa todavía estaba encima de él.

—No sé si tengo apetito —murmuró.

Luna de Sangre Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora