Caramelo

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Cuando Auron salió de la casa con el pecho oprimido en dolor, sus brazos intentando darle confort y la vista nublada por las lágrimas, se dio cuenta que en verdad no sabía a dónde dirigirse.

Podría regresar a casa, solo para encontrar un silencio sepulcral y encerrarse en su habitación a llorar hasta que no dé más, fácilmente podría hacer eso, pero no quería.

Quería regresar el tiempo, atesorar más el tiempo junto a la causa de su dolor. Olvidar que había un tercero en ese amor unilateral que lo rasgaba por dentro, seguir pensando que podría ser correspondido y amado como él amaba.

Necesitaba un poco de cariño, un tranquilizante que lo sostuviera en esos momentos.

Sólo quería dejar el dolor.

Empezó a caminar sin rumbo, cada paso se sentía pesado, como si le costará darlo. Le avergonzaba pasar al lado de otras personas, pensando en lo lamentable que se debería ver esa noche.

"No puedo amarte."

Recordaba las palabras.

"No como la amo a ella."

Y las grietas en su corazón se convertían en heridas que no tenía intención de sanar, sólo ignorar.

Sus pensamientos se balanceaban dentro de la diferencia entre entender y ser un tonto. Porque comprendía perfectamente que ella era mejor que él, más bonita, más amigable y seguramente mejor persona, porque ella no le desea la muerte a nadie como él desea que ella ya no exista.

Y se siente tan ridículo con esa pena de no ser ella, no comprende que le hace falta, en qué debería cambiar. Por qué si lo entrego todo, aún no es suficiente.

Los minutos pasan y la gente desaparece, las luces de los edificios se apagan para sumir todo en silencio y soledad, dejándolo solo en las calles con solo los faros iluminando un desconocido camino.

Ha sido una noche agotadora, una más de muchas que ha tenido. No es la primera en la que desea arrancarse el corazón y tampoco será la última. Porque mañana lo volverá a ver, le dirá que está bien, se dejará caer en sus brazos y vivirá de pequeñas sobras de amor hasta que toque la muerte con sus dedos en la siguiente ruptura de su corazón. No sabe cuánto más puede aguantar.

Entonces se detiene en medio camino, resignado a qué quizás ese es su destino, estar amarrado a alguien que nunca lo verá como más que una amistad. Se rinde a querer sanar y da vuelta, emprendiendo camino a casa.

Pero su cuerpo choca con otro.

—Madre mía, ¿estás bien?

Que vergüenza, pensó.

—Lo siento.

—No, no, yo lo siento, te he tirado.

Desconoce si fue por el choque que hizo que perdiera el equilibrio o el cansancio en su cuerpo que termino tirado en la calle frente a un desconocido, quién se disculpaba e intentaba ayudarlo.

—No pasa nada.

Rechaza la mano tendida hacia él más por vergüenza que molestia y se levanta solo.

Cuando mira al extraño, esa noche se vuelve especial para el desconocido de cabellos negros.

Focus sólo deambulaba por su insomnio esperando cansarse para volver pronto a su cama. Pero cuando en ese instante dos ojos miel le regresan la mirada, sabe que todo ha cambiado.

Es más bajo que él, su cabello castaño se ve suave y enmarca su rostro con tanta ternura que le hace sonrojar. Todo recae ahí, en esos dulces que le miraron apenas segundos y se ven tan vulnerables. Quisiera conocer más detalles pero la luz es insuficiente, no quiere imaginarse que tan bonito debe ser bajo la luz del día.

Lindo. Sí, él es lindo.

Auron quiere dejar todo ahí así que avanza, pero Focus es un apasionado que no necesita escuchar a su corazón dos veces.

—Yo, lo siento, ¿estás bien?

El castaño está extrañado, se podría decir que hasta asustado por la actitud contraria.

—Sí.

—Estaba distraído y no te vi, ¿puedo invitarte algo? Sólo por, cordialidad.

Ni él mismo sabe bien lo que dice, pero la mirada de Auron lo pone nervioso, no lo conoce aún, ni sabe su nombre así que sus palabras se pueden malinterpretar.

—Mh, no, tengo cosas que hacer, gracias.

Cuidadoso, sólo quiere irse de ahí.

Y Focus no sabe que más decir, suspira pensando que serán de esos "al paso" hasta que metiendo su mano dentro del bolsillo descubre su vale de comida de la tarde. No lo piensa mucho - a esta altura queda claro que actúa y después piensa - así que se apresura y sin esperar respuesta dice:

—Por el mal rato.

Lo entrega y tan pronto como Auron lo coge se va a pasos apurados llenos de vergüenza. El castaño se queda inmóvil, pensando que esa es seguramente su experiencia más extraña, mira con curiosidad el papel, soltando una sonrisa ladina cuando se fija que es un cupón de comida rápida, quizás ya tenga donde comer luego de la universidad.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2023 ⏰

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