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Aproximadamente hace 35ºC aquí dentro. Las chichas que están a mi alrededor tiemblan, algunas lloran, otras rezan y las demás simplemente se limitan a observar a la nada. La luz que nos ilumina es poca e insuficiente para poder ver con claridad. No se oye nada fuera de estas cuatro paredes, y mi nerviosismo aumenta por minutos, me gustaría gritar, pero sé que eso solo va a empeorar las cosas, así que me limito a revolver mi pelo con mis manos y hacer un amago de coleta, todo lo que mi corta mata de pelo da. El flequillo me da calor, mi ropa, o mis trapos, me dan calor, estamos cerca de 50 chicas aquí metidas. Hay de todo tipo, altas, bajas, delgadas, gorditas, morenas, blancas, con el pelo corto, con el pelo largo, rizado, liso... Solo pido que cuando esa puerta se vuelva a abrir no digan mi nombre y tenga que salir, o quizá sí, y descubrir que es lo que me espera.

Como si me hubieran leído el pensamiento, se abre la puerta, meto la cabeza entre mis rodillas y la cubro con mis manos, pero no puedo evitar escuchar mi nombre. A duras penas y temblando me levanto, un señor no muy alto, moreno y con cara de chino asqueroso me mira de arriba abajo y se lame los labios. El escalofrío de asquerosidad se apodera de mi cuerpo. Asco. Pienso, pero me lo callo. Aunque no me corto al lanzarle una mirada de desprecio, pero él se limita a enseñar la pistola que luce en su cintura y a agarrarme del brazo para llevarme a una especie de habitación.

En la habitación solo distingo sillas, una cama de matrimonio, y una butaca en mitad de todo. De repente me giran y me sientan en la butaca, es cómoda, no lo niego, pero quiero salir de aquí. Me coge del mentón el chino guarro este y hace que le mire a los ojos, no vomito porque no tengo nada en el estómago seguro.

-Bien, a partir de ahora eres el nº3000 ¿entendiste bonita? Tu nombre es 3000.-su voz sonaba como la de un pito, fina y estúpida, pero a la vez me daba miedo, parecía seguro de sí mismo, y yo no dejaba de ver la pistola en su pantalón.-¡Contéstame chica inútil!

-...Entendido...-me limito a decir, creo que voy a llorar, pero me contengo, al igual que mis ganas de arrancarle la cara con mis uñas. Me suelta y se va a la salida de la habitación.- ¿Qué...qué tengo que hacer ahora? ¿Qué me va a pasar? ¿Dónde estoy?

-No tienes derecho a hacer ninguna pregunta, así que cállate y no te muevas. –Hijo de puta. Maldigo en mis adentros.

Cuando sale de la habitación esta se queda en silencio, suelto un suspiro, de agobio, de miedo, frustración o simplemente de cansancio. Noto como una puerta detrás de mis e abre, entra alguien y se cierra, me tenso instintivamente, creo que se me ha olvidado respirar.

Unos pasos, de hombre, seguro, se acercan y se quedan parados detrás de mí, de repente noto como se acerca y me huele el pelo ¿qué coño pasa con este hombre? Me doy cuenta que mis manos están sujetas al posa brazos de la butaca, bien ancladas. Un olor a One Million viene a mi nariz, me derrito por dentro pero no quiero que dicho sujeto lo note, la debilidad se apodera de mi cuerpo y solo me concentro en olerle, hasta que sus palabras me sacan de golpe de mi actividad.

-Me gusta con huele tu pelo, a pesar de haber estado horas y horas encerrada con un montón de chicas en una habitáculo huele bien –se me corta la respiración y la circulación por un momento, esa voz, esa, puta, voz, grito en mis adentros, la conozco, como la palma de mi mano, como si la hubiera escuchado miles y miles de veces, una tras otra, quizá solo sean alucinaciones, pienso, pero él vuelve a hablar para confirmar mi asombro –No sabes la cantidad de dinero que he pagado para tener una virgen, belleza, sois jodidamente caras.

Quiero girarme y confirmar mis sospechas pero él se adelanta y se pone delante de mí, efectivamente, alto, con traje, elegante, con la fragancia One Million en su cuerpo, su mano derecha en el bolsillo de su pantalón y la mano izquierda jugando con una llave que supongo será la de la habitación. Choi Seung Hyun, o más conocido como T.O.P, o como el hombre ideal para mí. Se me cae el mito en un segundo, en menos de un pestañeo. Tiene una cara de arrogancia con una sonrisa de medio lado, quiero odiarle, y repudiarle por haber pagado por mi cuerpo, por haberme hablado por primera vez en mi vida como si fuera un objeto, y eso era, ahora es cuando comprendí todo. Mi mirada sigue perpleja en sus ojos, que me miran con ganas de tocarme, en un pasado, o quizá hace tan solo unas horas, hubiera pagado yo porque él me mirara así, pero ahora me siento incómoda, no quiero estar aquí. Se sienta en el borde de la cama que queda justo enfrente de mí y de la butaca en la que me encuentro todavía sentada. Pone sus brazos en sus rodillas para apoyarse y entrelaza sus dedos.

-Bien, encanto, te veo más perdida que un cangrejo en una biblioteca, así que te voy a quitar de toda duda –su voz es firme, dura, grave, como siempre había querido oírla en directo.-Para tu suerte o desgracia, has acabado en una especie de...¿mafia? ¿Quieres llamarlo así? Como sea, me gusta más decir, organización. La SFI, o conocida entre nosotros como "Sex For Idols", encargada de traernos bellezas, como tú, por ejemplo, hasta nuestras vidas para pasar un buen rato sin necesidad de que la empresa, o los medios se enteren. ¿No te excita? De pensarlo se me pone la piel de gallina, me encantan las aventuras –su voz ahora es irónica, intentando ser divertida, como si fuera algo común. Mis ojos se abren hasta que ya no pueden más, mi boca puede seguramente tocar el suelo de mi asombro, y él suelta una carcajada. Genial, cada vez me está gustando más esto. Nótese mi ironía en mis palabras.-Nunca había visto una reacción así, lo admito, la mejor hasta ahora...¿tu nombre?

Pienso en contestar con mi nombre, pero me corrijo de inmediato y me doy una bofetada mental por ser tan estúpida e ilusionarme ante esa pregunta.

-3000 –respondo seca.

-3000, numero redondo, pero no me seas así, quiero el que te dieron tus padres muñeca, cuando esté en esta cama contigo, o en cualquier parte de esta habitación, no me gustaría gritar "3000" mientras follo bonita, llámame anticuado.

Juro que mis bragas están en el suelo ahora mismo por esas palabras, nunca unas palabras tan vulgares quedaron tan bien en boca de cualquier persona humana. Y a pesar de que en mi mente se grita a voces que le odie, soy incapaz de hacerme caso y junto mis piernas avergonzada. Noto que sonríe ante mis actos y me maldigo por dentro.

-Rachel.-digo, y entonces me doy cuenta de la voz estúpida que me ha salido.

-Rachel, me gusta-se levanta de la cama y viene directo a mí. Viene. Directo. Hacia. Mí. T.O.P. Que alguien me sujete. –Bien, Rachel, Rachel, Rachel –Si no me he quedado embarazada al escucharle decir tantas veces mi nombre es porque biológicamente es imposible. –A pesar de tu cara suplicándome que te deje ir de aquí, no lo haré, lamento que tenga que ser yo quien te quite tu preciada virginidad, pero si lo piensas, y pones de tu parte, lo disfrutarás, hazme caso. –Me toca la rodilla desnuda con sus dedos y al instante noto que mi piel y mi vello se erizan, su mano es cálida, y sus dedos son suaves, me gusta su tacto en mí, pero no quiero que lo vea ni lo note, así que me limito a tragar y a no mirarle.

Sin imaginarlo mientras se pone de pie agarra el bajo del trapo que tenía por camiseta y tira de él hacia arriba para sacarlo por encima de mi cabeza y tirarlo a algún sitio de la habitación. Al momento me agarro los brazos para cubrirme el pecho, él sonríe ante mi cara de susto, se agacha de nuevo y me da un beso en el vientre, suelto un jadeo al instante y noto como la fuerza de mis brazos se va evaporando. Me agarra de las muñecas y me quita los brazos de delante de mi, simplemente me las tiene sujetas en el aire con sus manos y se acerca y me da otro beso en la clavícula izquierda, otro en la derecha y uno más en el medio. Cierro los ojos por inercia, el olor de su colonia mezclado con el suyo corporal, sumando a los besos que me está dando hacen demasiado efecto en mi y noto como me debilito ante él. Aunque mi yo razonable y adulto dice y grita en mi interior que pare, mi otro yo no quiere que lo haga, finalmente gana mi yo irracional y me dejo llevar por él, no le pido que pare, no hablo, no grito, no me opongo, me convierto en una muñeca de trapo entre sus manos, y eso que solo me tiene agarrada por la muñecas.

-Rachel, el que no hables ahora, no quiere decir que no vayas a gritar luego, espero que lo tengas presente –dice por lo bajo mientras con su propia cabeza echa la mía hacia atrás para darme un beso más en el cuello. Estoy perdida. Pienso. Realmente lo estoy.


PMin con una nueva historia muy corta, os lo juro, no más de 10 capítulos, I swear, lean, voten y comenten, yo les quiero. :3

Mi último número / BIG BANG (TOP)Where stories live. Discover now