Introducción

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Año 1848, Mayo.

Palatino, Nueva Romana.

Al nacer una doncella dentro de la realeza, es destinada a casarse con un hombre que la represente como su rey, y ella, su reina.

Eso muy bien su padre lo sabía, y más su madre, que fue princesa en su país natal.

Pero resentido en la repulsión, por vivir las escenas de como muchos reinos vecinos demostraban su interés y codicia, iban a la ciudad de Palatino a proponer que su pequeña hija fuese comprometida con unos completos desconocidos. Sólo por buscar un beneficio económico y social que destaque en el continente.

El Rey Adrien no deseaba eso para su hija, sabía que si la alejaba de un círculo donde él no iba a poder estar familiarizado, podría provocar que su hija menor fuese infeliz.

Por esa razón decidió comprometer a Izumi, a su adoración, con el primogénito de su mejor amigo, rey de otra poderosa nación, Rey Luka de la Gran Arconia, gobernante de la tierra que lo vió nacer, y la cual está muy orgulloso por todo lo que hizo por ella en su juventud

El hecho de que su hija menor sea la reina de la tierra que lo vio nacer lo entusiasmaba, por eso su madre y él, estando ya decididos empezó a prepararla desde que era una niña, a los nueve años inició su educación para que destaque por su inteligencia, belleza y amabilidad.

Un conjunto de clases, consejos de feminidad, clases de etiqueta y protocolo, y la naturaleza en la que fue criada por su familia: Dieron como resultado esta belleza que, sin dudas, provocaría que otros reinados terminen en otra guerra, solo por ella.

Los rumores de que la princesa Izumi era una de las más bellas del continente, se volvían cada vez más fuertes en cada ceremonia a la que ella asistía durante su adolescencia, su cabello rubio, sus ojos que parecen conocer más la naturaleza que a todos, tanta inusual belleza por la mezcla de diferentes razas, súmale a esto su inteligencia y forma de ser, creaban a una niña perfecta.

Aunque ya muchos reinados tenían conocimiento de su compromiso con el Principe Isaac Couffaine de Arconia, las propuestas informales continuaban, pero ella no hacía caso. Ese es el destino que abarca ser una princesa, y ella muy bien lo sabía. Fue preparara desde que era muy niña para ese día.

Día que llegaría, cuando ella cumpliera sus 22 años, cuando ya sea una señorita en todo su esplendor, madurez emocional y sabia por su educación.

Con la llegada de la primavera, la superstición de que el amor y las flores nacían juntas, daba a la temporada de inicio del romance entre las especies, por esa razón, ya había llegado aquel día que ella esperaba.

La mañana de sus domingos eran tranquilas, como princesa resguardaba un día especial para sí misma, y dedicarse a una de sus pasiones: Pintar en óleos.

Los rayos solares bañaban sus hebras doradas, y acariciaban su piel en un tibio manto que ella disfrutaba sentada en el asiento de su ventana, y el caballete era el marco de expresión de lugares que nunca ha visitado pero que ha querido ver. Un paisaje con ruinas antiguas, bañadas en el manto de un hermoso lago cristalino.

Pintaba muy bien, aprendió con un excelente pintor de la antigua Romana que le ha estado dando clases desde hace unos siete años, lo pidió y se le concedió ese gusto. Ahora sus pinturas rondaban todo el castillo para que aquel que quisiese pudiera verlas

Nadie más que su familia o la dama de Mayordomía podía entrar a su habitación, y gracias a tanta privacidad, Izumi puede sentirse en libertad de hacer, y decir, en su solitud...Sentarse como quiere, vestise como quiere, ese era su momento sagrado. 

Anhelos ~ [MLB Universe +18] - Libro 2Where stories live. Discover now