Yo asentí con mi cabeza.

—¿Podría ir a tu iglesia? —pregunte emocionada —¿Me llevarías?.

«Sé que si mamá se entera le dará un Yeyo, pero no tiene porqué enterarse».

—supongo que si —respondio emocionada —eres la primera chica de este colegio que me dice esto, la mayoría me ven como la rara del curso —de pronto su rostro se puso triste —pero si quieres que te lleve, deberás marcar distancia con los J5. —hablo muy seria.

—pero...

—nada de peros —se dió la vuelta y comenzó a irse —ellos simplemente están jugando contigo.

Me quedo mirando como se aleja, hasta perderla de vista, luego me dejó caer sentada en aquella banquita, meditando en las palabras de Gracia.

Que yo sepa, con la única persona que trato y ando a veces es con Deimond.

Comienzo a meditar en él desde el primer día que lo ví, y muchas piezas comienzan a encajar, dandome a entender que posiblemente el sea de los J5.

1. Se dice que los J5, pero yo solo veo tres, eso quiere decir que posiblemente el sea uno de los que faltan.

2. El llega en su limusina y seguido de él llegan los J5, los cuales se bajan por orden de número.

3. Es un chico muy cotizado y aclamado como los J5.

4. Hay veces que no trae su uniforme y su estilo tiende a ser como el de los J5, la diferencia es que el es más guapo que todos ellos.

Pero aún así tengo mis dudas de que tampoco lo sea.

1. El es amable.

2. El no intimida a los débiles, como los J5.

3. El no es altivo como ellos.

4. Si fuera de ellos, andaría en junta de ellos, pero no es así.

Creo que la única manera de saber si él es de ese grupo, es preguntándole a el mismo.

Instaló mi tablero, pongo el lienzo y comienzo a dibujar el jardín que tengo frente a mis ojos, incluyendo la banquita.

Comienzo a jugar con los diversos colores que tengo en mi paleta, haciendo que todo se vea más hermoso.

El solo ver mi obra de arte, me saca un suspiro.

Recuerdo las palabras que Deimond le dió al profesor acarca del arte y un suspiro sale de mis labios.

«Me pregunto: ¿Cómo le hace para hallarle lógica a todo?, ¿Cómo es que puede dejar en silencio al más experto?».

Alguien carraspeó haciendo que saliera de mis pensamientos.

Levanto mi mirada alarmada, pero bajo la guardia al ver que es Deimond.

Viene con todo lo necesario para pintar.

—¿Te importa si me hago aquí para pintar? —pregunta.

—descuida —le respondo —siempre y cuando no copies mi pintura, todo estará bien, de lo contrario te demandaré por plagio —lo mire seria.

El río mientras instalaba su tablero y ponía su lienzo.

—de acuerdo —dijo levantando sus manos en son de paz —yo no querer problemas.

Le doy una tierna sonrisa y vuelvo a concentrarme en mi dibujo.

Media hora después.

—se solicita al grado 10° volver a su salón —se escucho la voz del profesor de arte, retumbar por todos los alrededores a través del alta voz.

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