Mentiras de enemigos ||Janeff one-shots (HIATUS)

(⁰).ᴍᴇɴᴛɪʀᴀꜱ ᴅᴇ ᴇɴᴇᴍɪɢᴏꜱ

Siempre se habían odiado, mostraban al mundo una ira llena de penas arrastrada por su pasado, como grilletes en sus tobillos que cada vez que se veían aumentaba su peso. Las cosas ciertamente cambiaron con los años, sobretodo al dejar de ser adolescentes perdidos sin sus padres; estos Creepypastas crecieron, convirtiéndose en adultos que lejos de ahogar sus penas en alcohol o las típicas drogas, preferían tener sangre entre sus manos.

Jane siempre fue diferente a Jeff, ella había perdido a sus padres por culpa del psicótico que pasaba las noches buscando almas con las que saciar odio acumulado por años mientras que ella protegía a todos los que encontraban un amargo final con él, con demonios del mundo terrenal que se llevaron la alegría de miles de víctimas en el mundo, y desde luego jamás fue tan grosera como él lo era, conviviendo con él se había fijado que cada acto que él hacía era una enseñanza más del pasado.

¿Acaso no podía avanzar? Sí, era amable con los niños o al menos todo lo que podía, consideraba a algunos sus amigos pero cuando estaban uno al lado del otro se miraban a los ojos con un fuego intenso y ahí empezaban los insultos. Juntos hacían un remolino tan intenso que todos pensaban que algún día la casa ardería, pero lo único que ardía en la oscuridad era el pasado dentro de ello que los unía y que con gracia los unió por una noche. Jeff seguía siendo el idiota de siempre por más que creciera, era un loco, ¡Un loco insaciable! tenía múltiples problemas pero el mayor era que...era un mentiroso patológico.

──Te odio, maldita idiota.

──No más de lo que yo te odio mapache.

No era algo que se dijera en mitad de una pelea, no algo que se susurrara entre dientes chirriantes sobre una cama. En cada universo podría mentir una y otra vez, todos pensaban "¡Son enemigos! Si no fuera por una tregua se matarían el uno al otro en tres segundos" pero eso no era más que la opinión que se podía recibir de lo objetivo, los pensamientos subjetivos de Jeff viajaban a cuando era un simple niño y esa mujer de ojos verdes le tomó de la mano más de una vez.

Jane siempre tenía esa sonrisa por debajo de su máscara con la que contraatacarle, mientras apretaba con fuerza sus manos quemadas y decoradas con unas uñas perfectamente pintadas de negro pues la noche anterior fue muy personal para ambos. Cada vez que veía esa sonrisa le daban ganas de devolvérsela pero era una pesadilla dejarla ganar, presionar su cuerpo suavemente contra el de ella era demasiado satisfactorio a la vez de poner su lugar alto.

──Eres una mentirosa.

──Miento tanto como tú.

No era fácil mentir, debía llevarle la contraria a su más pequeño niño interior, al que sufría continuamente pero había visto la luz cada vez que se alejaba con ella de la mano y se balanceaba entre sus brazos y lo de su hermano mayor, sintiéndose afortunado solo de conocerlos. Miró los labios de su enemiga, era un pecado que lo llevó al infierno, era cierto, pecar tenía consecuencias pero no podía soltar sus manos y alejarse, era ella quien le tenía encima suya, ¿O no? Demasiado ido como para entenderlo, demasiado estable como para separarse a la fuerza.

──Muy bien, pues suéltame.

──Si te suelto me apuñalarás.──Dijo seriamente, vaya como cambiaban los ánimos.──Como si no te conociera.

No sabía que responder, no le haría nada que la matara, jamás lo hizo y no lo pensaba continuarlo cuando su cordura se había establecido en un 50-50 que amenaza continuamente con golpear a todos sus amigos y quedarse solo de nuevo, pero no tenía el suficiente valor pues se había encariñado de todo ser cercano a él, humano o no humano, y sobretodo la pequeña bajo su pecho que respiraba de forma agitada con un arañazo sobre su mejilla producto de la pelea de hacía unos minutos. Se podía llamar descanso a ese momento tan intimo entre los dos.

──Tengo otros métodos más divertidos para molestarte.

──¿Tenerme en tu cama no es suficiente? Siento mucho asco ahora mismo.

Jeff sonrió, como conseguía hacerle sentir todo tipo de cosas era algo que solo él podía hacer, era algo único que le tomaría toda una vida y actos horribles a cualquiera. Antes de que pudiera responder nada recibió un fuerte golpe en su mejilla junto un empujón en su pecho que le rompió los pensamientos, estaba tan cerca de haberla tenido en un beso, ¿En qué pensaba? En que sus mentiras llegaban demasiado lejos.

──Anda, bajemos antes de que Slenderman se moleste más.

──Jane.

La nombrada se dio la vuelta. Iba a hacerlo, a soltar una mentira más. Si no le odiara tanto, si ella tampoco se dedicara a tener una mentira pegada en su piel entonces podía hablar abiertamente de lo que sentía, pero sería tan raro, vivían juntos y jamás recibiría algo parecido a lo que su loco coco imaginaba, su corazón palpitaba a mil por hora pensando en una nueva forma de hacerla pasar mal, cosa que le encantaba.

──Te odio.

──Yo también te odio mapache de alcantarilla.

Sonrió, como si esa frase fuera otra disfrazada, que diferencia más grande a la del amor corriente entre los humanos más cuerdos del mundo, unas flores no se podían comparar con una puñalada, un beso era un golpe en la mejilla y los insultos su forma de quererse, eso o al menos delante de todos. ¿Amor loco? ¡No! Esas cosas eran solo para adolescentes a los que les faltaban alguna que otra figura paterna, lo de ellos era un trastornamiento a niveles estratosféricos.

•Sorpresa para mis Toxinas.
Primera advertencia ⚠️ No se cada cuanto actualizaré esto.
⚠️Algunos pueden estar basados en AU (Universos Alternativos).
Disfruten de este libro.

-By: Hemotoxin_-