— Gracias por todo, Heejin.

Con una sonrisa y una última reverencia, Heejin dio media vuelta y la dejó ir. Hyejoo no quería que la dejara ir.

Se aferró a la espada en su cintura, mordiendo su labio con nerviosismo mientras seguía caminando por los pasillos del castillo. Se topó con pocas personas en su camino, quienes le desearon la mejor de las suertes junto con el saludo correspondiente. Hyejoo no pudo hacer más que agradecer en voz baja y continuar su camino. Sentir el apoyo de su gente le dio un sentimiento de paz.

— ¿Tenemos alguna noticia? — preguntó a Reiss una vez llegó a su encuentro, ignorando por completo que tenía la mirada de un ejército entero en ella mientras luchaba por subirse a su caballo. Chaewon tuvo que ayudarla.

— No hay señales de Verlassen en ninguno de nuestros caminos hacia el Norte. — Informó extendiéndole su casco —. Si partimos ahora mismo los encontraremos a mitad del camino o antes, estaremos lo suficientemente lejos de Vergessene.

— Perfecto. — murmuró con un asentimiento, tomando el casco entre sus manos.

— Solo necesitamos su orden para partir, mi Reina.

Hyejoo suspiró mirando a todos los soldados frente a ella, no podía ver el rostro de ninguno gracias al casco que los protegía, pero podía sentir sus intensas miradas, parecían estar esperando algo más que solo su orden, pero Hyejoo no era esa clase de Reina, no sabía dar discursos motivadores.

— No les daré un discurso, no sé hacer eso. — Les confesó alzando la voz, su pequeña sonrisa apenada relajando visiblemente a los soldados frente a ella —. Sobrevivan, por favor.

Y con un último grito de guerra, que sinceramente hizo a Hyejoo sobresaltarse, partieron hacia lo que podía ser su muerte. No tuvo el tiempo ni la suerte de encontrarse con sus amigos en el camino, incluso cuando los buscó con la mirada entre todos los soldados, pero sabía que ellos habían entendido su mensaje. Ellos tenían que sobrevivir; Hyejoo no podía perderlos. Tuvo la esperanza de poder ver, aunque fuera a Haseul cuando fue rodeada por el escuadrón del comandante Reiss, pero cuando notó que eran soldados que nunca había visto en su vida, sus esperanzas bajaron. Lo único que la mantenía medianamente cuerda era su propia responsabilidad y Chaewon, que no se despegaba de su lado.

— Estaremos bien. — Escuchó a Chaewon hablar, su mirada debajo del casco dándole compresión.

Hyejoo no pudo responderle, especialmente porque el trotar de los caballos y el sonido del viento dificultaban escuchar y responder, pero un asentimiento fue más que suficiente para Chaewon y todo lo que Hyejoo pudo dar. Incluso si fueran simplemente caminando, nadie saldría de su boca; las palabras se atascaban en su garganta.

Cabalgaron durante bastante tiempo, horas en las que Hyejoo sintió cómo su corazón latía sin parar, su respiración se atascaba y varias veces tuvo que quitarse el casco para poder respirar un poco mejor. Chaewon se acercó todo lo que pudo en esos momentos e incluso también se quitó el casco para brindarle un poco de consuelo en la familiaridad de su rostro. Hyejoo no podía estar más agradecida de tenerla a su lado.

Si ella estaba ahí, nada podía ir mal.

Si ella estaba ahí, nada podía ir mal

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The Forgotten Kingdom 《♧》HyewonWhere stories live. Discover now