Esa maldita mocosa.

— Porque pasé a la segunda etapa de putrefacción.

La suave risa de la menor se mezcló entre los ruidos del comedor y a pesar de que el cansancio no le permitía tener ganas de vivir ese día, sonrió. Hyejoo detuvo su risa llevando un poco del intento de pan que les daban para destinar a su boca, masticó con lentitud pasando su mirada desde la muerta viviente frente a ella hasta las personas que llenaban el comedor.

A su derecha, en la mesa a unos pocos metros de ella se encontraba un pequeño grupo de tres personas, dos chicas y un chico. Una pelinegra de cabello corto intentaba robarle la comida a su compañera, Yeojin era su nombre. No la conocía demasiado, pero tenía muy claro que, si la torpeza fuera una persona, sería ella. La había visto caer tantas veces en los entrenamientos que ya ni siquiera miraba al escuchar un golpe y constantes quejidos, sabía que tenía que ver con ella y alguna caída.

Su mirada se desvió nuevamente para terminar en la castaña que alejaba su comida de Yeojin mientras sus labios se movían con rapidez, probablemente quejándose por como la pelinegra continuaba gimoteando en su lugar.

Haseul era lo más similar a una madre dentro de los cadetes, a pesar de que no fuera parte de los mayores en el lugar se preocupaba constantemente por todos y los animaba a continuar cuando las cosas no iban bien. Hyejoo estaba eternamente agradecida con ella por apoyarla cuando creyó que simplemente todo lo que estaba pasando era demasiado para ella, le tenía un gran aprecio y estaba segura de que todos en el lugar también.

Las comisuras de sus labios se elevaron al ver al chico ofrecer su comida a una depresiva Yeojin, Chris siempre era tan atento con todos.

— ¿Qué tanto observas? Llevas masticado ese pan más tiempo del que tardo yo en el espejo.

— Solo observa al grupo de Yeojin.

— ¿Los estás acosando?, ¿quién de ellos te gusta?

Sus mejillas se encendieron con fuerza al escuchar la pregunta de su compañera y lo alta que esta había sido, ocultó su rostro entre sus manos cuando la mirada de varias personas se posó sobre ellas, no, solamente sobre ella. Maldecía el día en que considero que relacionarse con la castaña era buena idea, aunque bueno, a pesar de todo era buena amiga.

Por lo menos tenía la consideración de ahuyentar las miradas no deseadas con gritos nada amistosos.

— Contrólate, pareces un tomate.

— ¡Es tu culpa!

Vivi abrió la boca para responderle con alguna barbaridad, pero fue interrumpida por el sonido de la puerta del comedor siendo abierta con fuerza y brusquedad, el lugar se llenó de un silencio tenso cuando el hombre alto que les daba una paliza todos los días se hizo presente.

— Muy bien, pequeños pedazos de mierda— habló en un tono alto y denigrante, provocando que más de uno se removiera incómodo en su lugar, incluyendo a Hyejoo—. Tenemos a alguien que se unirá a su saco de excremento.

Sintiendo la presión en el pecho que las palabras le habían provocado, se preguntó si el instructor realmente tenía razón sobre ella, si de verdad era tan inútil como siempre se lo dijeron. Dando un paso a la derecha el hombre dejó a la vista el pequeño cuerpo de una chica, Hyejoo frunció el ceño recostando su mentón en sus manos, inclinándose un poco para poder observarla bien. Era una castaña claramente menor que gran parte de los cadetes del lugar, podía notarlo por sus facciones aún jóvenes, a pesar de que el cansancio era claro en las marcas debajo de sus ojos, los cuales parecían apagados, lo suficiente como para que Hyejoo se preguntara de dónde venía, seguramente había visto lo mismo que ella durante el ataque y cuando sus ojos pararon en la cicatriz que cruzaba la mejilla de la castaña sus conclusiones sonaron mejor.

The Forgotten Kingdom 《♧》HyewonWhere stories live. Discover now