Capítulo 3: ¿Qué es más importante: el amor o la amistad?

101 19 6
                                    

Por primera vez, Lacy asistió a una clase de análisis estadístico, fue tal la sorpresa que la profesora expresó:

— Señorita Wu, ¿va a caer un misil en la universidad o me engañan mis ojos?

Varios alumnos se rieron. Ella tomó asiento al lado de Scott.

— ¿Y Doro?

— Se coló en la clase del Mustangas.

— Re tóxico que no se despeguen nunca —Opinó.

— ¿Y tú? ¿Qué haces acá, chinita?

— ¿Me estás echando, cejotas?

— No, me sorprende que no te desmayaras por compartir sala con...

— ¡Lo siento, profe, llegué tarde! —Exclamó un chico moreno de rizos que entró corriendo y se sentó en primera fila, frente a la pizarra.

— Él mismo —Continuó Scott.

— Después de todo lo de ayer, creo que me pueden apuñalar y seré invencible.

— Podrías escribir un libro contando toda tu mala suerte, chinita.

— Shh... la profe ya va a comenzar.

No negó que se le revolvió el estómago a nuestra protagonista al ver entrar a Kirk, que, para colmo, no dejaba de mirar para atrás del modo menos disimulado posible. En un momento, Lacy tomó valor para sonreír y saludar moviendo la mano. Él devolvió el gesto, sonrojándose.

— Señor Hammett, ¿se le perdió algo que mira tanto para atrás? —Acotó la docente, ese comportamiento acosador cualquiera lo notaría.

— No, profe, disculpe... —Murmuró avergonzado.

— ¿Qué onda el negrito? No deja de mirar para acá —Susurró Scott.

— Mmmm... no sé—Contestó Lacy, rezando que el resto no lo notara.

Cuando finalizó la clase, de inmediato Kirk se acercó a los pupitres de atrás.

— ¡Hola, Lacy! —Saludó contento, y luego miró de pies a cabeza a su amigo— Y... Scott, hola, supongo —Añadió en un tono desinteresado.

— Hola, negrito.

— No me digas así.

Se notaba la tensión en el aire.

— Iré a acompañar los dos tórtolos mientras, ¿te nos sumas? —Le preguntó a la de ascendencia china.

— Mm... Luego —Miró de reojo a Kirk que seguía parado enfrente.

— Ok... Cuídate, nos vemos.

— Chaito...

— Tengo libre ahora hasta la tarde, ¿y tú? —Consultó Hammett.

— También tengo libre, hasta las diez.

— ¿Quieres ir a tomar un café? Yo invito —Ofreció su brazo, ella lo entrelazó con el suyo.

— Mmm... Claro.

Ambos salieron de la sala dando pasos cortos e incómodos, mirando fijo hacia el frente, sudando y la cara irradiando suficiente calor como para cocer un pollo. Los estudiantes los contemplaban como unos bichos raros.

— ¿C-cómo has estado? —Consultó Hammett.

— Mmm... Bien, ¿y tú? ¿Qué pasó con tu celular?

— Oh, eso... Todo bien.

Silencio.

Apenas llegaron a la cafetería de la facultad y se acomodaron en una mesa para dos, el de rizos soltó la bomba:

Love Shine! (Metallica HAREM!)Onde histórias criam vida. Descubra agora