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Sakura estaba apresurada, había ya corrido desde el hospital al departamento de Ino, el cual quedaba más cerca que su casa.
Ellas eran mejores amigas desde niñas por lo cual la confianza entre ambas era muy grande. La rubia le había dado las llaves de su casa puesto que aveces a la Doctora Uchiha solía llegar tarde a algún evento o junta del hospital por no ir presentable.
Nadie podía culparla, la pelirosa trabajaba sin parar, amaba su profesión y aveces poder tomar un minuto para ella era un privilegio. Los enfermos y los accidentes nunca faltan en su labor, y ella es un profesional.

Así que ahora andaba por las calles cerca del hospital para ir  a poner un vestido adecuado  para la inaguración de una nueva sección del hospital, la mejor de todas.

El proyecto en el que ambas estuvieron trabajando, el hospital mental infantil.

La salud mental es primordial.

Sakura estaba orgullosa de lo que habían logrado, eran años de sacrificio para lograr una de sus metas.

Pero justo ahora estaba apresurada con el vestido y la bata  manchados con sangre de una paciente que tuvo una caída, que si bien no fue grave, bastante pintoresca.

Llegó rápidamente  y algo desordenada al edificio donde vivía su amiga.

—Hola, Señora Chiyo. Buenos días. Pasaré rápidamente al departamento de Ino. — La chica le decía a la señora recepcionista quien al verla puso una cara pálida.

—Señorita, espere...— La anciana intentó detenerla,pero por las prisas de la pelirosa no prestó oídos.

La mujer se dio de topes contra la pared, pues antes de la doctora, otras personas habían llegado al apartamento de la rubia.

Sakura tomó el elevador que parecía estar a su favor pues se abrió de inmediato y entró, pulsó el número 4 y esperó a subir. Escasos minutos salió de ahí al apartamento con el número 405 que estaba justo al fondo, y estaba tan metida en su propia prisa que no notó rápidamente los extraños ruidos que se escuchaban en la estancia.

Puso la llave y giró el picaporte e iba a ir directo a la recámara hasta que fue consciente que unos sonoros gemidos salían de allí.

La pelirosa maldijo mentalmente, Ino estaba al parecer demasiado ocupada y no podría entrar o iba a interrumpir el bochornoso momento.

Así que iba a salir dispuesta a correr ahora al apartamento de Tenten, rogando encontrarla. Pero apenas se dio la vuelta y algo la paralizó.

—Sigue, Sasuke-kun...— Esa voz, lo que dijo y el  tono fue lo que encendió las alarmas en la cabeza de la ojijade.

¿Por qué uno ha pronunciado el nombre de mi esposo?

Creyendo que escuchó mal y dispuesta a aguantar la vergüenza de interrumpir y encontrar a otra persona entre las piernas de su amiga.

Quizá Ino le reclamaría por haber interrumpido su cita, pero al final quedaría todo entre risas.

Esto tenía que ser una broma, tal vez una mala jugada de mi mente.

Respiró y de nuevo se dirigió a la recámara. Los gemidos y los claros sonidos de alguien teniendo intimidad se intensificaron, incluso el rechinar de la cama era sonoro.

Tomó el picaporte y sin esperar más abrió lentamente y lo que observó le partió el alma, la mente y la vida.

Su esposo estaba desnudo sobre su mejor amiga, dándole embestidas y besándola con pasión. 


Esta será una historia corta, pero no me quise quedar con las ganas. Tengo una parecida pero ambientada en el mundo Shinobi,  que  la volveré a publicar un poco más adelante.

Falacias.Where stories live. Discover now