CAPITULO 2

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Las mañanas en casa de Ashley solían ser muy parecidas siempre, galletas de chocolate y nuez y café de vainilla con hielo. Como ya había mencionado antes, es la mejor persona de este mundo.

Aunque esta fue un poco distinta, por la mañana alrededor de las 10, me llegó una llamada que me pilló desprevenida.

– ¿Chelsea Grambs?– Preguntó una voz que no reconocí. Una voz calculada y fuerte. Una voz de una persona que siempre tiene todo bajo control.

– Sí, soy yo. ¿Que pasa? – Pregunté con el ceño fruncido. El hombre de detrás de la línea no tardó mucho en dar una respuesta.

– Señorita Grambs, apreciaría que viniese al instituto de su hermana lo antes posible. – Y dicho esto, colgó en teléfono sin ninguna explicación.

Supuse que sería algo importante como para llamarme por la mañana para citarme en el instituto. Me vestí con rapidez y sin nisiquiera maquillarme salí para dirigirme al colegio. Ash no vivía muy lejos del instituto, tal vez a unos 5 minutos andando, así que me hice una trenza de camino.

Cuando llegue a dirección Avery estaba a punto de llegar, en cuanto me vio sus ojos se agrandaron. La mire con confusión, ¿que cojones estábamos haciendo aquí?

El director Altman nos guió a su despacho, no hacía mucho que había dejado de estudiar aquí, y por su sonrisa sabía que algo estaba pasando. Ese hombre nunca estaba tan feliz. Y menos de vernos a nosotras.

Dentro del despacho había una chica con el pelo azul neón que ambas conocíamos muy bien. Libby. Y más allá de ella, en la mesa del director, un chico, más o menos de mi edad.

Mi mente empezó a maquinar a alta velocidad, ¿Quien era él?, ¿Que haciamos aquí?, ¿Por que nos había citado ahora?

Mis ojos no se separaron del chico hasta que Avery formuló una pregunta inacabada. –¿Papa está...? – Negué con la cabeza. Esto era otra cosa. Ese chico rubio, con ojos grises y traje, estaba aquí por otro motivo.

– Su padre está bien. – Su voz sonó igual de calculada que atraves del teléfono. – Ayer mismo, Ricky Grambs estaba vivo, sano, y perdió el conocimiento sin percance alguno en un motel de Míchigan, a una hora a las afueras de Detroit.

– ¿Y tú cómo lo sabes? – Espeté. Dirigió sus ojos gélidos hacia mi, pude notar como su seguridad vacilaba por un segundo, tal vez dos, pero no supe muy bien porque.

– Director Altman – Dijo, esquivando mi pregunta. – ¿Podría dejarnos a solas un instante?

El director abrió la boca, sin duda para objetar que lo echaran de su propio despacho, pero el chico enarcó una ceja.

– Creía que teníamos un trato.
– Desde luego.
Y sin más, se volvió y salió por la puerta.

Sus ojos grises volvieron a fijarse en mi, me tomé la libertad de examinar su rostro, tenia unos pómulos afilados y una mandíbula marcada, sin duda era un hombre atractivo. Sin darme cuenta me sentí expuesta por mi trenza despeinada y mi cara sin maquillar.

– Me ha preguntado cómo se dónde esta su padre. Sería mejor si de momento diera usted por hecho que lo sé todo.

La comisura de mis labios se curbó ligeramente hacia arriba, vacilando una sonrisa burlona.

– Un chico que cree que lo sabe todo – Murmuró Avery a mi lado. – Menuda sorpresa.

Sus ojos plateados se fijaron en los ámbares de mi hermana. – Una chica de lengua afilada. – Replicó el.

– ¿Quién eres? – Preguntó Avery. – ¿Y que quieres?

Pude notar como los ojos de Avery inspeccionaban cada centímetro del cuerpo de ese chico.

Lover - GRAYSON HAWTHORNE Where stories live. Discover now