25. ¿QUE LIBRO ES?

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Solo que por más que intento recordar, no logro saber de dónde lo escuché o leí.

Miro a Deimond y este deja de mirarme para ver al profesor.

Siento un gran descanso.

«Si seguía mirandome así, me agotaría la belleza».

Mentiras, mentiras, era broma.

—usted hablo de la reproducción masculina —dice Deimond poniéndose en pie, pero sin dejar su lugar —y me parece que su explicación es bastante buena, a no ser que quiera algo mucho más explícito, —habla serio —porque si quiere algo explícito, puedo llamar a J5 para que de la explicación, ya que yo estoy al lado de una hermosa chica y temo llegar a incomodarla.

Todos nos quedamos en silencio, esperando a lo que dijera el profesor.

En mi caso fue inevitable que mis mejillas no se calentarán.

Este chico habla con una tranquilidad y confianza, es como si el colegio o parte de este le perteneciera.

Además para referirse a mi, lo hace de una manera única y especial.

«¿Cómo es que puede existir alguien tan dulce y caballero a la vez?»

—creo que es suficiente por hoy —dijo el profesor.

En ese momento sonó la campana de salir a descanso.

Nunca me había sentido tan agradecida.

Tomo mi bolso y me dirijo a la salida, con la intención de encontrar un lugar tranquilo para desayunar.

Volteo a ver a Deimond, y este está tratando de esquivar a un poco de chicas que quieren tomarse fotos con él y aparte de ello quieren que les de autógrafos.

«¿Que clase de chico es este?».

«¿Acaso es un famoso?».

«¿O que?».

—¿Al menos déjame tomarte una foto? —insiste una chica con voz chillona.

«Vaya y yo que pensé que eso solo pasaba en los doramas».

Mientras que él está ahí enredado, yo me escabullo en medio de todas, pero cuando ya voy a salir...

—oye Linda—me llama Deimond.

Volteo a ver y todas las chicas se han dispersado, como si de pronto el se hubiera echado ajó.

«Que extraño».

Él al ver que a captado mi atención, se aproxima a mi rápidamente.

Las chicas que lo tenían acorralado, también van saliendo, una que otra me dedica una mirada asesina.

«Esto ya no me está gustando».

Es como si de alguna manera yo tuviera la culpa de que no les halla prestado atención a ellas.

—¿Que vas a hacer? —me pregunta al llegar a mi lado. —¿Te gustaría ir por un helado?.

El habla muy tranquilo, mientras que yo lo único que quiero es que se abra un huequito en la tierra para esconderme de esas horribles miradas.

—creo que a tus fans no les agradaría eso —le respondo entre dientes.

El comienza a reír ante mis palabras.

—¿De que fans me hablas? —dice como si nada, recostandose en el marco de la puerta.

Mis mejillas se enrojecen al verlo como me mira, así que desvío mi mirada a otro lado.

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