Capítulo XXV.

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(Narra Babi)

Una semana después.

En esos siete días no salí de mi casa ni para comprar el pan. Me sentía vacía y aunque seguía hablando con Jesús por WhatsApp y Skype sentía que algo me faltaba.

Ese algo eran sus caricias.

En esa semana me habló Sandra por WhatsApp. No sé si recordáis a Sandra, es la ex de Dani, s la que él pilló poniéndole la cornamenta.

Me pidió perdón por haberme dejado abandonada cuando más necesitaba una amiga, y me dijo que se mudó a Madrid hacia un par de días.

Once y media de la mañana.

Mi prima Laia me llama para que vaya a celebrar su cumple. Ella tiene veintidós años y vive sola en Madrid mientras estudia su carrera universitaria. Sinceramente, es mi prima favorita.

No sabía si ir, hacía un año que no nos veíamos y además era en Madrid. Por una parte tenia oportunidad de ver a Jesús, pero por otra parte tal vez verle me perjudicaría. Me perjudicaría el poder verle solo por un día y echarle aún más de menos.

Llamé a mi prima y le conté todo mi caos de vida. Que mi padre no pisaba mi casa, que mi hermana prácticamente vive con su novio y que mi madre se fugó de casa dejándonos solos, aunque a veces prefiero decir que falleció, por que suena mejor que decir que me abandonó por que le apeteció.

También le conté mi historia con Jesús y lo mal que lo estaba pasando. No se le ocurrió otra cosa que llamar a mi padre para que me fuese a vivir con ella y así no estar sola. A mi padre le daba igual, me vendría a visitar lo mismo viviendo en Madrid que en Sevilla.

Laia me compró un billete de avión para ir a Madrid dentro de dos días. Se lo agradecí con todo mi corazón, y por fin ese pozo negro en que se había convertido mi vida empezaba a tener salida.

Empecé a hacer maletas y más maletas: de ropa, zapatos, maquillajes, bolsos, y objetos personales. A veces pensaba que iba a ocupar toda la casa de mi prima, pero luego recordaba que vivia en una casa de más de doscientos metros cuadrados. Una mansión.

Me acordé de Jesús. Veríamos a vernos.

Dos días después.

Patricia, Valeria y Lourdes me hicieron una fiesta de despedida. Lloramos mucho mucho mucho, las cuatro.

Me acompañaron al aeropuerto. Menos mal, por que con la cantidad de maletas que llevaba era imposible que pudiera con todo yo sola.

Llegó la hora de la despedida.

-No tías no lloreis, volveremos a vernos os lo prometo.-Dije mientras las abrazaba una a una.

-Tia te acojo en mi casa pero no te mudes por lo que más quieras. -Dijo Lourdes llorando.

-Tú no te vas, es que me engancho en tu pierna y a ver quién te mueve. -Dijo Valeria. Hasta en las despedidas sabe hacer reír.

-Te vamos a echar mucho de menos. -Me decían todas.

-Última llamada para el vuelo 67120 con destino a Madrid, el vuelo saldrá en diez minutos.- Se escuchó por todo el aeropuerto.

Ay que me voy.

Un último abrazo de despedida.

Todas nos pusimos a llorar como tontas.

Me ayudaron con las maletas y subí al avión.

Me tocó al lado de la ventana.

Diva.

Mientras despegaba, vi como mis amigas se despedían del avión diciendo adiós con la mano.

(...)

Llegué a casa de Laia.

Lo primero que hizo fue darme un abrazo que casi se me salen los ojos. Luego me enseñó su casa. Era de película.

Por último me enseñó lo que sería mi habitación. Preciosa, con baño propio y un vestidor como para hacer una fiesta de pijamas ahí dentro. Enorme.

Me ayudó con las maletas y en menos de tres horas ya me había instalado.

-Ven Babi que tengo una sorpresita de tu padre. -Me dijo incitandome a que fuese al salón.

-Voy. -Contesté alegre.

Por primera vez desd hacia ya bastante tiempo me sentía en familia, sentía que alguien que vivía conmigo me quería y que no era un estorbo para ella.

Laia me esperaba con una tarjeta en la mano.

-¡No! -Dije sorprendida.

-¡Sí! -Dijo alegre.

-¡No puede ser! -Insistí.

-¡Pues lo es! -Dijo levantándose del sofá y entregándome la tarjeta de crédito en la mano.

-¡Dios! -Grite dando saltitos de alegría.

-Es de tu padre, ya que no vives en su casa dice que así ayudara con los gastos de la casa. El pin es 0602, y adivina qué... ¡No tiene limite de dinero! ¡Te puedes comprar lo que se te antoje!

-Vale, definitivamente me va a dar algo.

(...)

Tres días después.

Llegó el momento. Hoy era el día.

Por fin, después de casi dos semanas.

Más de lo que imaginas.Where stories live. Discover now