Capítulo 4

20.9K 2.3K 2.9K
                                    

Mi acusación venenosa produce un gran y tenso silencio, nuestras respiraciones irregulares apenas se logran escuchar. Aaron pasa sus manos entre los mechones despeinados del cabello dorado, tirándolos con brusquedad. Ya no hay fingida preocupación expuesta en aquel rostro pálido, ni lágrimas perfectamente creadas deslizándose por alguna mejilla sonrojada. Él permanece estático, solo mostrando una curiosa expresión incrédula.

—Comprendo que estés mal, voy a darte tanto espacio como me sea posible si lo necesitas, pero herirme así no solucionará nada —percibo agobio sobre la rasposa voz.

¿Herirlo así?

Busca que sienta culpa, intenta apropiarse del dolor ajeno. En varias ocasiones ha hecho esto: manipula cualquier situación a su favor, siempre poniéndose como víctima. Mientras más lo analizo, mordiéndome el labio con nerviosismo, a peores conclusiones llego. Durante cada discusión grave, sin ninguna excepción, nuestro pasado es mencionado. Algunas veces soy yo quien trae los tétricos recuerdos al presente, pero Aaron tampoco se queda atrás.

—Es increíble cuán ciego fui, ¿verdad? —Rasguño la piel irritada compulsivamente, cierta humedad carmesí aparece enseguida—. Aún conociendo mi estado actual, luego de haberme visto inconsciente y alcoholizado, resulta que tú eres el herido.

—He pasado horas caminando sin rumbo, desesperado por ir contigo —empieza a divagar, su mirada vidriosa refleja una aterradora tristeza—. Incluso tomé mi viejo bolso para guardar ropa, cepillo de dientes, toallas o cosas útiles que se me vinieran a la cabeza. Mamá lo notó, intenté persuadirla pero dijo que era mejor esperar aquí, Patrick podría sospechar —murmura cruzando los brazos, consternado—. Ella tenía razón, hubiese expuesto nuestro noviazgo si te visitaba. Tu padre no es tonto: le parecería extraño que mostrara tanta preocupación por ti.

Genial, otro discurso artificial sobre cuánto me adora.

—Ahórranos el melodrama y las palabras vacías, sé lo que dirás a continuación —escupo dirigiéndome hacia él, reduciendo nuestra escasa distancia—. "Debía protegerte, si te trataba bien Patrick se daría cuenta del gran amor que sentimos". —Me detengo bruscamente—. Oh, espera, algo aún más falso... —siseo desdeñoso—. "Quería distraerlo: estaba comportándose agresivo, te habría lastimado si no intervenía. Jamás me lo hubiese perdonado, Dominik".

—Es cierto, buscaba evitar que la situación entre ustedes empeorara. —Arruga su nariz pecosa con ligera molestia ante mi tono burlesco—. Tenía demasiadas ganas de partirle ambas piernas, romperle varias costillas y destrozarle los jodidos dedos, pero necesitaba calmarme por dos motivos importantes. —Levanta la barbilla, luego sigue—: Rebeca y tú, mi familia.

—¿Qué? —pregunto confundido.

—Si lograba golpear al bastardo como deseaba, o siquiera dejaba escapar algún pequeño insulto, todos saldríamos perjudicados —argumenta—. Él me echaría inmediatamente, incluso podría iniciar procesos judiciales. Mamá no se quedaría callada, iría tras de mí sin pensar en las consecuencias —suspira con pesadez—. Perdimos nuestro hogar cuando el incendio quemó todo, sería muy costoso reconstruirlo.

Solo intenta manipularme.

—No tienen adónde ir. —Sonrío malicioso, permitiéndome guiar por aquel lúgubre y hostil resentimiento—. Patrick dice que soy un parásito inútil, siempre absorbiendo su dinero, pero los verdaderos parásitos son otros.

El cruel agravio parece impactar contra estas paredes silenciosas, volviéndose ecos murmurantes. Aaron parpadea tres veces, tratando de asimilar lo que ha escuchado. Su primer instinto es alejarse, pero no halla ninguna salida. Termina acorralado entre la puerta y mi cuerpo, completamente rígido.

Laguna Inestable |BL| ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora