Capítulo 39

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Máscara de protección solar y grullas de papel

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Shen Ruo pensó originalmente que muchas tías tendrían que esperar en casa o que estarían ocupadas con otras cosas, y que su madre sólo podría conseguir que vinieran cuatro o cinco como máximo para ayudarles. Eso ya sería suficiente.

No esperaba que...

Shen Ruo miró a las diez mujeres que venían con sus cestas, y a las dos niñas y un ge'er que traían con ellas, realmente no sabía si reír o llorar.

¿Debería decir que el encanto de su madre es muy fuerte?, ¡¿realmente hay tanta gente que ha venido a trabajar gratis?!

Shen Ruo no lo entendió, pero estaba sorprendido.

Sólo había una mesa grande en la casa de la familia Shen, la cual utilizaban para las comidas, una mesa cuadrada. La habían trasladado al exterior de la casa, y los noventa y pico catties de tela apilados sobre la mesa tenían un aspecto impresionante.

— Oh, acabao de ver la tela que intercambie, jaja.

Seis de las mujeres habían intercambiado tela por carne y huevos antes, y recordaban la amabilidad de Shen Ruo, así que Li Shantao se acercó tan pronto como la llamaron.

También había una aún más entusiasta, que vio a Shen Ruo y le dijo:

— Es mucha tela, tengo muchas de coser. Ruo ge'er, ¿qué quieres coser?

Había otras dos que no hablaban mucho, eran las que su madre decía que eran cercanas y que no les gustaba hablar de chismes, y saludaron a Shen Ruo con una sonrisa.

También vinieron Zhou Lan y Liu Sanninag.

— He escuchado a tu madre decir que la costura debe ser buena, así que he traído a mi hija conmigo. — Una de las mujeres se avergonzó un poco al haber traído a su hija e inmediatamente explicó. — El trabajo de mi Xin jie'er no es malo, pero siempre se aburre en casa por no tener nada que hacer, entonces la he traído para que tome un poco de aire.

— Yo también traje a mi hija, el trabajo de mi Qiao jie'er es muy bueno, así que no te preocupes, Ruo ge'er.

Las dos niñas, de trece o catorce años, nunca habían recibido un cumplido de sus madres delante de tanta gente, y sus mejillas se sonrojaron un poco.

Shen Ruo sonrió:

— Tías, me están haciendo un gran favor, tengo muchas cosas que hacer y me preocupaba no encontrar suficientes personas.

Las que habían traído a sus hijas por iniciativa propia tenían una sonrisa en la cara, Shen Ruo era realmente elocuente.

— Ruo ge'er, yo vine por mi cuenta. — Un ge'er que estaba a un lado habló.

Shen Ruo había pensado que también había sido traído aquí por una de las tías, y asintió ante sus palabras.

— Entonces, muchas gracias por venir.

El ge'er parecía tener algo más que decir, pero lo contuvo, y sólo se quedó mirando a Shen Ruo con una mirada algo complicada.

Shen Ruo no lo vio, saludó a las demás y se sentó.

Shen Ruo sonrió y dijo:

— No puedo dejar que ayuden a cambio de nada, hay agua con azúcar morena hirviendo a fuego lento en la olla de al lado, también hay una gran cesta de peras en el umbral de la puerta, pueden tomar lo que gusten, coman y beban si quieren.

CDGDZQYZZ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora