Te quise regalar un beso,
pero tu cara,
dibujo un rostro de tristeza,
y la alegría de verte,
se fue de difuminando ,
lentamente como un
sentimiento trágico
al verte a lo lejos.
Caminas con pasos apresurados,
buscando las ilusiones perdidas
al final de un arco Iris,
que muchas veces ni los unicornios
lo encuentran,
pero yo sigo allí, en el aire,
en la mirada de cualquier gente,
en la sonrisa inocente de un niño,
y en la tristeza de las personas sin casa,
que pululan por está vida,
quienes llenan de algarabía
la alegría de solo pensarte,
entre las ruinas florecientes
de un jardín lleno de espinas ,
que lastiman mi alma,
corazón y vida.
Así escribo nuestra historia,
bajo el crisol de mis fantasías
que te busca y que te encuentra
sin poder hablarte ....
Quise regalarte un beso
y me quede esperando
en el ocaso de mi loca existencia
que tiene un corazón,
que palpita incesantemente
cuando sonríes ....
Quise regalarte un beso, y no pude
por que la impaciencia se apoderó de mí
y aunque me acerque sigilosamente
a tu alma para susurrarte al oído
el amor que por ti siento,
sin que puedas mirarme,
en el jardín de tu juventud .
Se marchitaron las rosas,
los girasoles, y los lirios,
descendió el Sol
y nació de la parturienta tarde
el ocaso,
y este cariño inmenso,
que siento y que se quedó
grabado en las coplas del poema añejo,
de un viejo trovador,
que solo quiere compartir sus versos
acompañado de la dulzura y sabiduría de un padre
