Capitulo 12

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Lauren pov

Como siempre me encontraba sola en casa, mamá hoy se fue antes de despertar. Cuando desperté encontré una pequeña nota encima de la mesa y al lado de ésta una bandeja con mi desayuno.

Anoche al llegar a casa no sucedió gran cosa y definitivamente no valió la pena dejar a Camila a mitad. Mamá solo estaba preocupada y dijo que no quería irse a dormir sin que yo estuviera en la casa, por supuesto; aquello me puso de muy mal humor y fui a dormir. Pero como después de que subí a mi habitación escuché la voz de Camila, la puerta de mi habitación estaba abierta por lo tanto fue muy fácil escucharla.

Regresando otra vez a mi presente, miré la hora y eran casi las once de la mañana. Me comí la mitad del desayuno y luego crucé a la casa de mi ya adorada vecina Camila.

Toqué el timbre pero no recibí respuesta alguna, así que con desesperación y sintiendo ansiedad lo toqué un par de veces más hasta que por fin abrió la puerta. Ella llevaba un vestido holgado y un poco más abajo de su cintura.

Si observamos a la Camila de anoche y a ésta de ahora, hay millones de diferencias. La primera es; ahora mismo parece una mujer de mucha mas edad, una total ama de casa, y ese vestido NO le hace justicia en nada. Ya que oculta todo su cuerpo. Su pelo está recogido en una coleta y no tiene maquillaje. La Camila de anoche era más sexy, sensual, atrevida, toda una diva! Su atuendo SI le hacía justicia, marcaba todo su sexy cuerpo que nadie creería que de verdad tiene si la vieran como está ahora.

Pero aún teniendo todas esas diferencias, Camila seguía siendo hermosa.

Camila me sonrió, haciéndome sacar de mi trance.

-Pasa- Se hizo a un lado, no dudé en pasar.

-No quiero estar sola en mi casa, así que vine a pasar el rato contigo-

-Ésta también es tu casa, puedes venir cuando quieras-

Sonreí y la abracé, se sentía bien el calorcito de su cuerpo y escuchar su corazón latir desenfrenado.

Camila se separó de mi.

-Quieres algo?-

Asentí. -Quiero tu cuerpo-

-No quiero que empecemos para después no terminar- Ella soltó una risita.

-Vine para terminar lo que comenzamos-

Camila me arrastró hasta el sofá, allí me tiró y se subió encima de mi. Sus manos fueron a parar a mi cuello, luego conectó con desesperación nuestros labios. Nos fundimos en aquel beso salvaje, apasionado y necesitado. Su boca se sincronizaba a la perfección conmigo, su saliva era como un néctar dulce del cual te haces adicto. Su lengua peleaba con la mía en un intento de ver quien tenía el control aquí, gemí cuando mordió con fuerza mis labios.

Para este punto mis labios ya deben estar rojos e hinchados.

Mis manos fueron al dobladillo de su vestido, momentos después se lo quité dejándola solo en su ropa interior. Ahora podía ver mucho mejor su cuerpo, sin alcohol de por medio y simplemente me ha cautivado con su belleza.

Hoy si pretendo proporcionarle el mejor sexo de su vida a esta mujer, o por lo menos uno de los mejores.

Ella continuaba besándome, a esto sumándole algunos gemidos que soltaba mientras su lengua seguía enredándose con la mía. Ella me desnudó de la cintura para arriba, se quedó mirando por breves momentos mis senos y sonrió.

-Quítate el resto de la ropa- Dijo.

Entonces me puse de pie y rápidamente me quité el pantalón y con él mi ropa interior. Ahora el turno de apreciarme como yo la aprecié la noche anterior, fue de ella.

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