Ruth terminó con su novio una noche después de descubrir que este le había sido infiel con otra mujer, y se fue de su vida para siempre, o eso creía ella. 5 años después, Ronald, el ex de Ruth, recibe la noticia de que la misma ha sido diagnosticada...
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Y finalmente llegó el momento tan esperado, Magdalena de ponía todo el maquillaje que encontró en la tienda, el peinado más alto y pomposo que a su estilista se le ocurrió.
- No sirve, no sirve... _se queja mientras busca unas halajas_ ¡Ninguna de mis joyas es de oro puro!
- Pero tienes tantas tan bonitas, y bañadas en oro _comenta su esposo mientras se ata la corbata.
- ¿Tú estás tonto?, ¿piensas que con alguna de estas baratijas voy a parecer multimillonaria? _se queda lanzándole una brocha a la cara.
-¿Pero por qué no les dices la verdad, que nosotros no...?
- ¡Nunca, rata de dos patas! _interrumpe con una vena hinchada a más no poder_ Y que se burlen de que somos una miserable familia a la que no le alcanza para... un simple collar carísimo _añade viéndose al espejo mientras se pone mas labial primero viuda.
- Aquí están sus chales, señora Magdalena _anuncia Dalia entrando, tras planchar todas las opciones.
- Haber este no, este no, este es perfecto _dice lanzando las opciones descartadas.
-¿Vas a usar ese vestido? _pregunta el marido poniéndose el saco.
- Es el mismo que use en la graduación _afirma modelando frente al espejo.
- Como tú quieras querida _asiente el muy cobarde.
- El taxi ha llegado _indica Dalia viendo por la ventana.
- Perfecto, vamos, a que vean la reina en la que me he convertido _presume Magdalena tomando su bolso y poniéndose otro litro más de perfume.
Al salir, Ronald notó que su esposa llevaba en los pies unos tacones tan altos que parecía que la hacían volar.
- Esos zapatos son de Martina... ¿segura de que puedes caminar? _pregunta confundido.
-¡¿Me estas diciendo vieja?! _reclama con llamas en los ojos.
- No, estoy diciendo que ella calza 2 tallas menos que tú _afirma asustado.
- Para que veas, hasta en los pies he perdido 2 tallas, vámonos antes de que me llenes más el buche de piedritas _reclama llevándose a su marido casi de la oreja.
Bajaron hasta el primer piso, fingiendo su, para nada existente, elegancia.
- Mamá, ¿ya se van? _pregunta Mariana tomándose un litro de helado.
- Así es, volveremos en unas horas, dulces sueños se despide la mayor.
- Es que... _la detiene_ quería hablar contigo.
- Claro, ¿Qué pasa? _pregunta confundida.
- Acabo de pelearme con mi novio _afirma con lagrimas en los ojos.
- Vaya..._susurra abrazando a su retoño - hijita, no te preocupes, yo se que una madre debe estar al lado de su hija en este momento y darle todo su apoyo...