Cap. 2

66 5 0
                                    

Era un viernes, me encontraba en mi estudio que había ordenado a construir en la planta baja, era un lugar amplio, con una pequeña sala de estar pegada a la ventana que daba al jardín, un escritorio y la pared trasera era una estantería de libros. Estaba repasando algunas palabras en alemán ya que me sentía oxidada respectó al idioma.

t/n: Adelante —ordene cuando escuché dos golpecitos en la puerta.

Dorotea: Tiene visitas —dijo al abrir un poco la puerta.

t/n: Que me esperen en la sala, ordena que preparen té por favor, voy en seguida —no despegue la vista del pergamino.

Dorotea: En realidad... —fue interrumpida por aquella voz que hace mucho no escuchaba.

Voldemort: Preferiría que habláramos en mi habitación —apenas pude levantar la vista— ¿Sigue intacta verdad querida?

Tuve que soltar la pluma ya que sentí que mi mano comenzaba a temblar, lo único que pude hacer fue asentir levemente con la cabeza, hizo su maliciosa sonrisa y salió.

Voldemort: No te demores, hay mucho de que hablar —mi piel se estremeció.

¿Cómo no se me había ocurrida destruir su habitación?

Dorotea me miraba nerviosa y a la vez preocupada. Bebí hasta la última gota que quedaba en mi vaso y me levante de la silla.

t/n: Preparen una baño de burbujas para cuando él se vaya —dije antes de salir del estudio.

Dorotea: Como usted ordene —la escuché decir antes de alejarme lo suficiente.

Camine rápidamente por todo el pasillo. No quería entrar pero entre más pronto sean las cosas más pronto se irá, o eso espero.

Al estar frente a su puerta Candy me la abrió, seguía igual que siempre, muy poco iluminada, colores oscuros, él me esperaba sentado en una cómoda silla, como si estuviera en un trono, y frente a él había otra silla pero más pequeña.

Me hizo un ademán con la mano y caminé recorriendo toda la habitación hasta llegar frente a él, ah pesar de que era más mi casa que suya con la mirada le pedí permiso para tomar asiento, él sonrió afirmando.

Voldemort: Has crecido mucho los últimos años, cada vez te poner mas hermosa —intente sonreír pero se formó una mueca—, bueno supongo que quieres ir al grano de todo esto, ¿no es así? —acercó de forma exagerada su rostro con el mío, casi nuestras respiraciones chocan— no olvides que te conozco lo suficiente.

¿Por qué no podía moverme? Solo estaba ahí, respirando sin emitir sonido alguno.

Voldemort: Quería pedirte una disculpa —ya se había alejado—, por el daño que te causó Bellatrix, no te preocupes, tendrá el castigo que se merece, aunque la maldición no iba dirigida a ti.

t/n: Fue muy imprudente de mi parte interponerme, lo sé —apreté los labios— pero ya estoy aquí —trate de poner mi mejor sonrisa— y tu también, mírate, tan poderoso y tan fuerte, quien lo diría.

Voldemort: Tú ayudaste mucho en eso —negué rápidamente quitándole importancia pero yo sabía que negaba ya que no quería aceptar que tenía razón, años antes de que se fuera lo ayude a progresar en cada cosa, y por supuesto los esfuerzos dieron sus frutos.

t/n: No creo que solo hayas venido a pedir disculpas —soltó una carcajada.

Voldemort: Por supuesto que no... —hubo un corto silencio, después volvió hablar—: Lucius me ofreció su casa como refugio y posibles reuniones con los seguidores, el ingenuo quiere remediarse después del fracaso con la profecía, claro que acepte, nada me apetece mas que verlo sufriendo y claro que yo no podría quitarte todo esto.

T/N Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora