Capítulo 32

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James

— Un poco más abajo —me indica Even y hago el corte más largo acatando la sugerencia

Mis manos están llenas de sangre y algunas gotas de sudor ruedan por mi frente buscando caer. Intento acomodarme el pelo sin que mis cabellos se tiñan de rojo en lo que hago el meticuloso y delicado trabajo.

— Ahora con cuidado separa cada una de ellas — es Arden quien me orienta lo que debo hacer

Nunca había hecho este trabajo y la verdad me está encantando, y más cuando lo estoy haciendo con el asesino de mi compañero.

Y no es que yo fuera el mejor amigo de Gibran ni que estuviera entre mis personas favoritas del mundo, en lo absoluto, pero respeto mucho esta organización y sus reglas, además hay que reconocer que siempre fue leal y su trabajo era perfecto. Lo peor de toda la situación es que quien lo mató si era mi amigo, era de mis personas más cercanas. No entiendo en qué momento Kurt se torció tanto, teníamos los mismos ideales respecto a lo que significa los Loups para nosotros, o al menos lo creía así. Me di cuenta que estaba equivocado, siempre lo he estado con las personas a mi alrededor.

Uno de los lobos se está acercando a mí, el olor de la sangre despierta el gen asesino que también tienen o simplemente es su instinto animal. El pelaje negro acaricia mi ropa y su hocico rastrea hasta llegar a mi mano. Comienza a lamer el líquido rojo y con un poco de miedo aparto la mano, Cronos y Lebrun son dos seres vivos que respeto, y más aún cuando tengo mala experiencia con uno de ellos. Hago todo lo posible por qué mi cuerpo no manifieste que en realidad si les tengo temor.

Even logra alejarlo mientras que sigo las instrucciones de Arden, que no ha dejado de prestar atención a la tarea.

— Despacio corta cada una de las costillas, hasta dejar libres los pulmones, ten cuidado de no perforarlos o el trabajo habrá sido en vano

Hago exactamente lo que dice mientras con mucho cuidado y con mi afilado instrumento voy cortando las costillas hasta encontrar mi objetivo principal: los pulmones.

Los gritos de horror de mi víctima alimenta mis oídos. La euforia y el éxtasis que siento es indescriptible, la adrenalina recorre mis venas como si hubiese sido inyectada directamente, llega a cada punta de mi cuerpo y explota en satisfacción en mi cerebro, de seguro ésta será mi nueva tortura favorita.

— Traigan las cadenas —ordena el jefe de los Loups e inmediatamente traen los eslabones metálicos.

Arden me enseña a diseñar un pequeño orificio entre la carne de las costillas que sobre salen del cuerpo aún pegadas a él y por ahí introducimos las cadenas.

Los gemelos alzan a lo que queda de un destrozado Kurt y sus costillas despegadas de la piel quedan abiertas, como dos alas y sus pulmones al aire libre.

— Que tengas larga muerte querido Kurt —susurro en su oído

Aunque quisiera que se prolongara su sufrimiento, no será así, ya que no pasará mucho tiempo en el que sus arterias exploten y se desangre vivo.

— Próximo!! —grita Even en forma de burla y todas las miradas se posan en el mayor de los hermanos

Su cara aterrada dirige su mirada a su madre que está a pocos pasos de él.

— Madre, no puedes permitirlo —suplica acercándose a ella

La madre de los Parrish alza su mano indicando que no avance más.

— No puedes hacer nada bien Kenen, tu gen asesino te llegó dañado

— Madre por favor, no puedes permitir que me maten —vuelve a pedir

Los Lobos de Needville © Where stories live. Discover now