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Inesperadamente una llovizna cayó en el parque donde estábamos, por suerte ya teníamos las cosas guardadas en una pequeña canasta, así que corrimos lo más rápido que podíamos al auto que se ubicaba a una cuadra de donde nos ubicábamos.
Por desgracia toda nuestra ropa se mojo, estábamos chorreando de agua, creo que tendríamos que arreglar el día de mañana el carro. Tsukki salió un poco para abrir la cajuela ya que tenía unas toallas para poder secarnos.
Después de lograr quitarnos un poco de agua emprendimos el viaje a casa, aunque el aire acondicionado nos acompañaba en el traslado, logrando que el carro tomara una temperatura mayor a la que nos encontrábamos.
Una hora después ya nos encontrábamos tomando una pequeña ducha para poder descansar a gusto, o eso pensaba. Cuando salí lo encontré a él recostado en la cama, sin alguna ropa tocando su pálida piel, solamente cubría su zona baja una pequeña toalla.
—¿Pasa algo? —me sacó de mis pensamientos su comentario.
—No nada, solamente se me hacia extraño de que no estes dormido —desvié mi mirada y aminé así donde esta la ropa, tomando mi pijama pero unas largas manos me impidieron el paso.
—No quieres hacerlo —sus manos bajaban mi cintura provocando que unos sonidos salieran de mi boca—. Algo me dice que sí.
—E-estamos cansados, ¿no crees que es mejor descansar un poco? —la verdad quería hacerlo pero estos últimos días hemos estado trabajando arduamente, por obvias razones tendríamos que estar agotados.
—Esto me dice lo contrario —bajo hasta mi entrepierna donde ya se encontraba una erección notable, acariciando de arriba a bajo.
Esto provoco que soltara un pequeño gemido y mis piernas comenzaran a temblar; en ese instante las feromonas empezaron a hacer lo suyo. Me cargo y me dejo caer en la cama dándome pequeños besos que recorrían desde mi cuello hasta el interior de mis piernas, dejando pequeños chupetones en estos últimos.
Mis manos se colocaron en esos rubios mechones de cabello, provocando que me mirara por un rato esos bellos ojos color avellana. Todo en él era magnifico, no podía creer que se enamoraría de mi, me había ganado la lotería, sacándome de estos pensamientos sentí que mi cuerpo se empezaba a arquear, ya que Tsukki había introducido mi pene en su boca comenzando a subir y bajar lentamente, a la vez dejando besos en lo largo del tronco.
Después de unos minutos sabía que me tendría que venir, intente quitar su rostro pero no sirvió de nada porque al momento de hacerlo hacia atrás todo su rostro quedo completo de mi líquido.
—Lo siento Tsukki —intenté alcanzar un pañuelo que se ubicaba en la sobremesa pero lo único que vi fue el lamiendo el sobrante.
—Ahora me toca —me giró quedando a cuatro patas, vi cómo se agachaba a por algo, lo cual era un lubricante, empapando su dedo y parte de mi cuerpo.
