Ayúdame a sanar

Ojos vigilantes

Nada mas entrar en la cabaña Chris fue bombardeado con miradas de odio; Travis Stoll se acercó a el y lo guió a la que sería su cama a partir de ahora. Ya sea destino o casualidad su hermano lo llevo a su antigua litera, el adolescente hispano miró al mestizo más joven, cuando entró en la cabaña todo el mundo se había callado y lo miraba fijamente.

Después de unos segundos intentando encontrar las palabras correctas para romper el silencio incómodo decidió que lo mejor era no decir nada, ¿de todos modos que podría decirle?

El hijo de Hermes vio cómo su hermano pequeño se alejaba sin decir nada, Chris se sentó en la cama apretando los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos, suspiró y empezó a pensar una forma de reconciliarse con sus hermanos.

Mientras pensaba se le vinieron a la mente todos los buenos momentos que pasó con los miembros de la cabaña 11 en el pasado; se mordió el labio hasta que que sangró, ignorando el sabor a sangre que inundaba su boca se centró en no llorar.

Cuando se calmó ordenó sus cosas y decidió dormir un poco, después de todo durante la guerra no dormía mucho y le gustaba la idea de recuperar esas horas de sueño perdidas (que aveces fueron usadas para entrar, hacer reuniones donde decidían cuál sería su siguiente movimiento en la guerra,etc). Para su sorpresa no sólo no tiene pesadillas ni sueños extraños,(cosa extraña para los semidioses) sino que también se despertó a la hora de la cena (lo supo por el cuerno que sonó anunciando lo).

Cuando llegó al comedor todo el mundo lo miraba,notó que muchos de sus hermanos le dirigían miradas asesinas pero Cecil,quien también resultó ser hijo de Hermes le había guardado un sitio a su lado. Ningún semidiós hablo durante la comida (cosa que a Chris le asombró) pero sí dirigieron miradas indiscretas a los mestizos que decidieron redimirse.
Era difícil ignorar las miradas pero Chris ya se esperaba que pasara algo así, intento seguir con su día pensando que todo acabará mejorando...en algun momento.