17. ESPERA HIJO MIO

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—¿Y que me dice de Annie? —dije tratando de calmarme.

—yo...yo...—estalla en llanto —yo la vendí a un burdel —responde al fin.

«Burdel».

¿Ella dijo, burdel?.

¿Vendió a mi hija a un burdel con tan solo once años?.

Cerré los ojos fuertemente cegado por la ira y el dolor tan fuerte que estaba invadiendo mi pecho de solo pensar en el cruel destino que le había tocado a mis hijos.

—prestemen la motosierra —fueron las palabras que salieron de mis labios.

Había pensado dejar que mis hombres se encargarán de ella, pero mis hijos merecen que sea yo mismo el que me encargue.

—noooo, nooooo —gritaba la mujer aterrorizada —se lo he dicho todo, no me mate —rogaba mientras yo me acercaba con la motosierra encendida.

En sus ojos solo se podía ver el terror y miedo a la muerte, era tan grande que de haber sido yo otra persona, me habría condolidó de ella.

Pero me he dado cuenta que uno de bueno no saca nada.

Aparte de ello, ya no sé que significa la palabra misericordia.

Así que entre más ruega, más deseos tengo de picarla en pedacitos.

Verán el deleite que se siente en cobrar justicia por mi propia mano.

Horas después.

Me estoy dando una ducha, quitándome toda la asquerosa sangre de esa vieja, aún en mi mente tengo su imagen, mientras la estaba picando y créamen que me ha dejado un gran deleite.

No les niego que por allá en lo profundo de mi ser, la conciencia quiere molestarme, pero decido ignorarla.

Ya todo me da igual y no siento remordimiento por nada.

—disculpe jefe —habla mi escolta "favorito" —¿Puedo pasar?.

—por supuesto —le respondo mientras que cierro la llave y me pongo la toalla.

El entra y puedo sentir su incomodidad al verme.

—esto...—dice mirandome —tiene sangre en el lobulo de la oreja —se señala su oreja.

Me acerco al espejo y con un pañito húmedo me quito la mancha.

—¿Conseguiste la información que te pedí? —le preguntó sin mirarlo.

—si jefe —se apresura a responder —ya he dado con el paradero de los muchachos, el que más nos costó encontrar fue al joven Zuar, pero finalmente ya está en nuestro poder, la señorita Annie también ya está con nosotros, a la señorita Linda no la hemos contactado como usted lo ordeno y al joven Mibsan quisimos traerlo, pero se negó rotundamente, incluso mató a uno de nuestros hombres y a otros mando heridos, lo bueno de todo es que está en la misma ciudad de su melliza.

Mientras el me da la información, tomo mi arma y comienzo a limpiarla.

—¿Sacaste todo por escrito? —le pregunto.

—si jefe —responde y me entrega una USB.

Tomo la USB en mis manos y la conecto a mi teléfono, asegurándome de que todo lo que me ha dicho es cierto.

—no siendo más —dice metiendo sus manos al bolsillo —me retiro.

—espera —le digo al darse vuelta.

—¿Si? —dice atento volviéndose a mi.

A estado conmigo tanto tiempo que voy a ser amable.

—¿Podrias sacarle el tapón al jacuzzi? —le pido.

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