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Kaoru Hitachiin vio brevemente el panfleto con las dinámicas y la temática del día en el Host Club. Había demorado demasiado vistiéndose el largo e incómodo kimono azul cielo, pero el esfuerzo valió la pena cuando se miró en el espejo de cuerpo completo, el cual pudo disponer de escasos cinco segundos antes de que el cuerpo del narcisista de Tamaki ocupara todo el espacio, como de costumbre.

-Verse tanto le dará mala suerte, señor- comentó divertido al alejarse hacia los sillones.

Honey y Mori estaban bebiendo té en una de las mesas. Haruhi hacía malabares con una de las bandejas de los aperitivos y Kyoya no dejaba un solo segundo la calculadora para llevar un registro de la inversión  y las ganancias del día.

Kaoru ya se acercaba al sillón más grande cuando Hikaru lo sorprendió por detrás, abrazándolo del hombro juguetonamente y de forma poco fraternal.

Tan era así, que Kaoru estuvo seguro de que las chicas se habrían deshecho en chillidos de haber estado presentes. En lugar de eso, vino un fogonazo de luz, producto de la cámara instantánea que sostenía Kyoya entre sus manos.

-Otra para el álbum- comentó de pasada antes de retornar a su lugar de trabajo.

-Oye, Kaoru, no hemos ensayado los diálogos.

-¿Para qué?...siempre te gusta improvisar- farfulló, confrontando los enormes ojos dorados de felino.

Todas las huéspedes del club solían comentar que era como ver un espejismo cuando los dos estaban presentes.

De no ser porque el kimono de su gemelo era de un tono marino, nadie (Que no fuera Haruhi), habría podido diferenciarlos.

-Venga, ensayemos una vez y después vamos a fastidiar a Tamaki.

Kaoru pestaneó al ser llevado del brazo hasta el otro extremo de la habitación. De nuevo, no le quedó más remedio que prestarse a las fruslerias de su gemelo mayor. De todas formas él disfrutaba prestandose para esas situaciones, porque en el fondo en verdad amaba a Hikaru.

Decírselo directamente era punto y aparte. Un tema fuera de discusión, un tópico tabú del que Kaoru jamás hablaría con nadie.

Porque estaba mal. Y porque estaba seguro de que Hikaru lo apartaría si llegaba a enterarse.

-Empecemos por el recibimiento- dijo Hikaru entusiasmado-. Damos la bienvenida y tu vas a ofrecerle té a nuestras invitadas. Después resbalas, pero yo te atrapo y digo algo como..."Debes tener más cuidado, mi querido hermano"

Kaoru frunció los labios cuando Hikaru se los oprimió al tomarlo de la barbilla.

-¡Más realismo por allá!

Kyoya, que iba pasando de una sección a otra del salón, señaló la postura forzada de Hikaru.

-¿Bromeas?- se exaltó infantilmente Hikaru-. Solo es un ensayo, pero estamos dando lo mejor.

-Un beso sería lo mejor- propuso Kyoya antes de dirigirse al príncipesco líder que no se decidía entre una rosa roja y una rosa.

-¿Un...beso?

Kaoru miró nervioso a su gemelo, pero Hikaru no parecía ni un poco atormentado con la idea. Claro. El muy cretino no se acomplejaba porque estaba fingiendo, pero Kaoru no. Para él todo era natural. Sus frases, sus caricias, la forma en que lo miraba.

¿Es que su gemelo podía ser más idiota para no darse cuenta?

-Bueno, no hace falta practicar un beso- paladeó Hikaru, ajustándose el obi de su kimono-. Pero olvidé preguntar si será con o sin lengua, ¿Qué opinas, Kaoru?

Sintiendo su rostro arder por dentro, Kaoru no supo qué responder de inmediato. En su lugar, retrocedió despacio.

-Primero debo ir al baño.

Si había un momento en que su futuro dependiera de un consejo, este era. Sólo esperaba que Haruhi lo escuchara. Era la única en la que confiaba a ese grado. Sus compañeros no eran prejuciosos, pero no sabía cómo se lo tomarían. Y además Tamaki era un chismoso de lo peor. Su secreto no estaría seguro con ese engreído.

More real.On viuen les histories. Descobreix ara