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Para cuando Kaoru volvió en si, ya había amanecido. Estaba tumbado en la cama y le martilleaba la cabeza. Tras desperezarse fue a cepillarse los dientes y después preparó su uniforme para tomar un baño. Le quedaban dos horas por delante y no pensaba desaprovecharlas.

Rogó no encontrar a su gemelo rondando por los pasillos de la segunda planta, pero todo estuvo tranquilo y pudo completar su rutina sin molestas distracciones.

Mientras bajaba las escaleras Kaoru recordó el vergonzoso momento en el host club y volvió a sentir una rabia inmensa hacia Hikaru.

Lo había hecho quedar como un tonto delante de las chicas. Sin olvidar el beso descaradamente robado.

No señor, no iba a perdonarselo así como así.

Al tomar su saco del perchero, Kaoru elevó la mirada hacia las llaves que pendían junto al espejo. Hikaru era quien solía conducir siempre a la escuela, pero esta vez no iba a quedarse a esperarlo. No quería verlo y mucho menos oírlo. Se había portado como un patán y Kaoru ya estaba harto de sus estúpidas trampas.

Furioso, se puso la mochila y salió de la casa.

De haber sido menos impulsivo, habría tomado un taxi afuera de su casa, pero para cuando se percató, ya había llegado a la parada de autobús.

-¿Kaoru?

Era Haruhi quien le llamaba, viéndolo entre la muchedumbre con la cabeza ligeramente inclinada, como si no pudiera creerse semejante acontecimiento.

-Si- carraspeó Kaoru, tratando de conservar la poca dignidad que le quedaba-. El café de plebeyos sabe muy bien, así que hoy quiero intentar algo diferente y viajar con la gente pobre.

Haruhi se apresuró a tomarlo del brazo para conducirlo lejos de la multitud que aguardaba impaciente en la parada por el próximo autobús.

-No deberías expresarte tan a la ligera. No es muy cortes- lo reprendió en voz baja. Sin embargo, Kaoru se hizo el desentendido y se cruzó de brazos enfurruñado-. ¿Vas a decirme qué pasó?

Kaoru se alzó de hombros al dar por sentado que no podía seguirle mintiendo a alguien tan receptiva como era Haruhi.

-No quise esperar a Hikaru porque...- empezó a decir, pero se arrepintió y suspiró-. Es un idiota y no ha hecho más que molestarme estos días. Necesito alejarme y ser más independiente.

-Ya veo- comentó ella-. Parece que tienen problemas de comunicación. Tal vez deberían hablarlo en lugar de evitarse, ¿No sería más sencillo solucionarlo directamente?

-Ni pensarlo. No hablaré con ese idiota hasta que se disculpe.

Haruhi bajó la cabeza en señal de derrota. No sabía cuál de los dos era más terco.

El autobús llegó pronto. Kaoru estaba listo para subirse cuando Haruhi fue a detenerlo.

-Haruhi- protestó con un resoplido-. Deja de intentar retrasarme para que haga las paces con Hikaru.

Sonriente, Haruhi retiró su mano del hombro de Kaoru y señaló hacia el frente.

-Bien, pero se sube por adelante- le aclaró, divertida-. Esta puerta es de bajada.

Avergonzado por su torpe descuido, Kaoru bajó el pie y fue a formarse junto al resto. Iba a ser un día extremadamente largo y pesado.
**

Hikaru atravesó dos carriles en diagonal, concentrado en mirar simultaneamente el espejo retrovisor y la autopista. Se pasó una mano por el pelo y miró de soslayo el asiento vacío a su lado. Fue apenas un segundo, pero bastó para que el coche a su espalda frenara en seco y, acto seguido, hiciera sonar el claxón.

More real.Where stories live. Discover now