IV

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Hikaru se mantuvo quieto en la entrada, sosteniendo la perilla de la puerta entre sus dedos, notando que algo no andaba bien dentro del club.

Repasó a consciencia el antiguo salón de música mientras era alentado a sus espaldas por Haruhi.

Los miembros del club estaban reunidos en un pequeño círculo al centro del recinto. Todos sostenían la hoja de la dinámica del día, leyendo con avidez en un profundo silencio que fue roto tras el tenso suspiro de Tamaki.

-¿Por qué tengo que tomar el papel de Kyoya?

Renge miró ceñuda al presidente del club, pero antes de poder arremeter contra él, advirtió la llegada de Haruhi y Hikaru.

-Conque ahí están. Dense prisa y tomen sus lugares- les azuzó entregándoles su correspondiente hoja.

Hikaru no se molestó en leerla y, en cambio, se acercó a su gemelo, quien yacía a la derecha de Mori.

-Kaoru...- inspiró aire y miró a Haruhi con discreción. Ella asintió, animandole a seguir con la disculpa, pero entonces Hikaru reaccionó al alboroto grupal-. Un momento, ¿Por qué Renge está decidiendo la dinámica si nosotros ganamos?

Haruhi suspiró resignada y se unió al círculo.

-Porque se hacía tarde, no elegimos nada y Renge tenía como diez ideas preparadas- respondió Kaoru de brazos cruzados. Los dos pares de ojos idénticos se encontraron, enlazados en una silenciosa lucha de voluntades.

-Debiste esperar por mi- la voz de Hikaru se alzó hosca. Pero Kaoru no hizo el menor caso. Se alzó de hombros con indiferencia y golpeó la hoja de Hikaru con el índice. 

-Si tienes algo mejor que eso, anda a quejarte con Kyoya.

-¿Por qué demonios no te levantaste en clase para intercambiar lugares como siempre?- gruñó Hikaru en tono brusco, tensando la mandíbula.

El resto de los miembros veían el conflicto desde su lugar, sin intervenir y sin comprender del todo el motivo de la riña.

-Esto vuelve la producción más temeraria- aplaudió Renge sin ocultar su emoción-. ¡Cámara uno por aquí!

-Ah, no creo que sea buena idea- opinó Haruhi, rodeando el círculo para avanzar hasta Hikaru-. Se supone que te disculpes- susurró lo más cerca posible del gemelo mayor.

-Solo quiere llamar la atención- señaló Kaoru entornando la mirada con fastidio.

-¿Eso crees?- el enojo de Hikaru había llegado a su punto más álgido.

Sumamente irritado alargó el brazo para sujetar a Kaoru del codo.

-A sus lugares- Kyoya carraspeó incómodo al pasar junto a los gemelos y anunciar en voz alta la apertura del club.

En pocos segundos el salón se llenó de potenciales clientas andando de un lado al otro en busca de entretenimiento.

-Madura, Hikaru- murmuró Kaoru, liberándose del agarre para ir hacia una de las mesas destinadas a sus clientas habituales.

Hikaru tuvo que reprimir su malhumor para representar su papel de anfitrión. Arrugó la hoja de la dinámica y decidió que Kaoru no se saldría con la suya esta vez. Ya lo había fastidiado mucho durante todo el día. Tenía que darle una cucharada de su propia medicina.

**

-¿Qué ocurre Haruhi?- preguntó Kyoya al apartar la mirada de las cifras exhibidas en el monitor. La aludida alzó la hoja de la dinámica-. Se pospone para mañana- aclaró.

-No es eso- refutó ella con un exhalido de inconformidad-. Los gemelos Hitachiin están en malos términos.

-Ya lo he notado- se ajustó la montura de las gafas y fijó sus pupilas en ella-. Deja que ellos mismos se encarguen de arreglar sus diferencias.

Haruhi le sostuvo la mirada.

-Pero el problema comenzó justo porque no se ponían de acuerdo con la anterior dinámica. Kaoru no dio su aprobación para la parte del beso. Y ahora con esto- indicó el tercer párrafo de la hoja-. Renge acaba de decirme que las fanáticas quieren un aumento en el nivel de...

-¿Incesto, hija?- sonrió Tamaki abrazando a Haruhi por la espalda-. Vamos, mamá, escucha a tu adorada hija.

Kyoya rodó los ojos y giró la pantalla de la computadora hacia Haruhi.

-Si quieres proponer la siguiente dinámica, tendrás que elevar tu puntaje en un quince por ciento.

-¿Y como haré eso?- Haruhi se sorprendió de saberse dos puestos por debajo de los gemelos en las estadísticas del blog. Que ella supiera tendría que estar en el último lugar-. Un momento, ¡yo no subasté mi lapicera!

**

Atrevido, a causa de la indignación, Hikaru no medió palabra alguna al tomar asiento al lado de Kaoru en el sofá.

El grupo de clientas cuchicheaban por lo bajo hasta que Hikaru tomó el tenedor para cortar un trozo del pastel de natas junto a la tetera.

-¿Quieres un poco, Kaoru?- ofreció con sorna, aproximando el trozo lo suficientemente cerca del rostro de su gemelo para embadurnarle un poco de crema batida en la mejilla-. Ah, lo siento. Que descuido el mío. Deja te limpio.

Un estridente grito de emoción reverberó en la mesa cuando Hikaru dejó la servilleta sobre la mesa y sujetó a Kaoru del rostro para lamerle descaradamente la mejilla.

-Hikaru...- fuertemente ruborizado, Kaoru apretó los ojos y procuró hacer un conteo mental para tranquilizar un poco su desbordado ritmo cardíaco.

Si había creído que el beso era lo peor que le podía pasar, estaba muy equivocado.

-Tal vez quieres que lama en otra parte, ¿A qué si, Kaoru?

En pose seductora, Hikaru apoyó la barbilla sobre sus manos entrelazadas y posteriormente hizo blanco al susodicho de su brillante mirada dorada.

Las risitas indiscretas de las clientas no se hicieron esperar.

-Debo ir al baño- contrariado consigo mismo, Kaoru abandonó el sofá en un santiamén.

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