—M-Minho, muévete por favor— Frunció su ceño mientras sus ojos suplicaban junto a sus palabras.

El pelinegro colocó ambas manos en las caderas del menor, embistiendo su interior de forma rápida.

El chapoteo de las pieles, gruñidos y gemidos de ambos, solo hacía que perdieran cada vez más sus corduras.

Lee giró con cuidado de Han, acercándose a su rostro y dejando besos en él. Volviendo a aquel vaivén salvaje que había establecido antes.

Jisung arqueo su espalda al sentir su próstata siendo maltratada

—M-Min...Joder, tan bueno~ — El peliazul mordía su labio inferior mientras tocaba su vientre, viendo como el miembro del mayor formaba un pequeño bulto en el.

Minho colocó las piernas del menor sobre sus hombros, consiguiendo ir más profundo.

El contrario se volvió un manojo de gemidos y plegarias mientras algunas lágrimas se acomulanan en sus ojos a causa de la estimulación.

Y es que, a pesar de escuchar las palabras más sucias por parte del pelinegro, él lo seguía tocando como si fuera una obra de arte.

Admiraba su cuerpo y facciones como nunca nadie lo había hecho. Buscaba conectar sus miradas en todo momento y de vez en cuando, disminuía la velocidad de las embestidas con tal de poder besar de forma dulce los labios y pecho del menor.

El pelinegro relamió sus labios y en busca de un poco más de aquellas expresiones tan lujuriosas, aumentó la velocidad de las estocadas.

Los ojos del menor intentaban no cerrarse para poder apreciar como el abdomen del contrario se contraía en cada embestida pero el placer era tanto que simplemente no podía.

Lee sonrió al conectar sus miradas

—E-eres precioso, demasiado para mi y mi cordura— Jadeo, con una voz más ronca, antes de unir sus labios en un beso.

El, tan esperado, cosquilleo se instaló en ambos vientres. Lee agarró las caderas del chico, levantándolas un poco para que pudiera llegar más profundo. Segundos después, Han llegaba al clímax manchando ambos pechos.

Gimió, su orgasmo fue alargado hasta que el contrario también acabó.

Se dejó caer en la cama, regulando su respiración pero volvió a levantar su cabeza al escuchar otro condón siendo abierto

—¿Que estás haciendo?— Lee levantó su mirada

—Vamos a hacerlo otra vez ¿No quieres?— Acercó sus manos al cuerpo marcado del peliazul, llevándolas a su pecho

—Hay muchas zonas de tu cuerpo que aún quiero probar— apretó suavemente uno de sus pezones causándole un escalofrío al contrario.

Sonrió antes de dejar varios besos en el rostro del chico

—¿Si quieres?— ladeó su cabeza.

El menor mordió su labio inferior y sin poder resistirse al rostro del pelinegro, asintió con una sonrisa.

Minho sonrió para luego lanzarse a sus labios, iniciando una ronda más de toqueteos y disfruté.

Minho sonrió para luego lanzarse a sus labios, iniciando una ronda más de toqueteos y disfruté

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